HATE [rabastan lestrange]

08

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—Bueno, mi tío murió hace un año. Fue bastante traumático, la verdad, ¿sabes? Él trabajaba en el Ministerio de Magia francés, era jefe de aurores, en general se encargaba de todo lo que era de oficina. Política, papeleo, salía en muy pocas misiones —explicó Florence mientras acomodaba su cama. Quizá no era un tema para hablar por la mañana antes de ir a desayunar, pero para Hayley era extrañamente reconfortante encontrar a alguien que haya pasado por algo ligeramente parecido a lo que ella pasó con su padre.
»También era mi padrino, estuvo más presente en mi vida que mi padre, era su hermano. Mis padres se conocieron por él, se convirtió en el mejor amigo de mi mamá cuando ella se mudó a Francia, y como estaba muy sola le presentó a toda su familia. Mi papá se enamoró inmediatamente, pero mi mamá tardó un poco más. Luego de la muerte de mi padrino, mis padres no volvieron a ser los mismos. Ambos perdieron una parte muy importante en sus vidas, la verdad es que la muerte de mi padrino destrozó a toda la familia. Al final se terminaron divorciando.

—Lo lamento, Florence. Se oye terrible —dijo la castaña mientras salían a la Sala Común—. No me puedo ni imaginar lo que habrán pasado tú y tu familia. Espero que hayan encontrado consuelo en Inglaterra.

—Sí. Mi mamá recuperó a su familia, realmente nos apoyaron y consolaron cuando más lo necesitábamos.

Hayley apretó el hombro de la chica y pensó con tristeza en su hermano. No podía evitar sentir que le estaba pasando algo parecido. Desde la muerte de su padre, Hayley sentía que se estaba alejando muchísimo de su familia y amigos y no tenía idea de cómo solucionarlo o si realmente valía la pena. Una muestra de ello fue la gran pelea que tuvieron por la tonta idea de pedirle ayuda a los Slytherin para entrenar. No sabía que era más infantil, si la manera en la que ellos se enojaron, o la furia con la que ella reaccionó. Cualquier excusa era válida para pelear con ellos o con Augusta.

Finalmente, le sonrió con cariño a su reciente amiga, quien le devolvió la sonrisa. Al fin y al cabo, solo ellas sabían lo que se sentía perder a alguien tan fundamental en sus vidas.

Florence interrumpió el camino para volver a la habitación por un libro olvidado, así que Hayley siguió su camino sola hacia el Gran Comedor mientras pensaba un poco. Recordar a su padre aún la ponía triste, no importaba cuánto intentara recordar los buenos momentos, el solo hecho de saber que no estaba más con ella y que nunca volvería estar la hacía sentir miserable.

A veces pensaba en el desgaste mental que significaba siempre fingir estar bien, hacerse cargo de cosas que no le correspondían y vivir consolando a los demás, sin dejar que nadie la consuele a ella. Durante el día funcionaba para no pensar en su propia tristeza, pero luego llegaba la noche y estaba otra vez sola con sus pensamientos que siempre parecían ser sus peores enemigos.