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Yoongi dejo el teléfono en la mesa, tomo los cigarros y saco uno, lo puso entre sus labios y tomo el encendedor para prenderlo, justo cuando termino con su tarea dejo el encendedor sobre la cajetilla, miro aquel simple objeto y la sonrisa de Hoseok llego a su mente, cerro los ojos en busca de aquella mirada, de aquella sonrisa tan brillante, en busca de aquel dueño de perfecta sonrisa.

—Mi Hobi...— susurró sin pensar, de inmediato elimino al castaño, no debía pensar en el, mucho menos preocuparse, era lo mejor para ambos, así ninguno sufría, así ambos podían vivir una vida normal.

 Un cigarro, después otro y pronto su cajetilla se termino, no podía quedarse ahí, tenia una casa a la cual llegar y una mujer que esperaba por el, pero por que costaba tanto irse, era doloroso levantarse, su cuerpo y piernas temblaban cuando intentaba, miro los cigarros terminados en el cenicero.

—Señor, de verdad lamento molestarlo pero es hora de cerrar— Yoongi miro sorprendido al mesero, apresurado se levanto y en afecto no había nadie mas que el.

—Lo lamento, muchas gracias—dio una reverencia y se apresuro a caminar a la salida mientras se ponía el abrigo.

Camino sin rumbo durante un largo tiempo, su mente estaba vacía, hasta que callo sentado en el parque cerca a su casa, miro los juegos y la luz de la luna brillar en su esplendor, y como no, si era de madrugada,  su viste llego al sube y baja, sonrió torpemente y recordó con melancolía.

Ese dia para mala suerte de Yoongi había regresado muy tarde a casa, eran casi las doce cundo se detuvo frente a aquel juego, justamente se cercioró de que nadie mirara cuando con cautela se sentó en uno de los asientos del sube y baja, una inexplicable emoción recorrió su dorso, no pudo evitar sonreír ante el sentimiento de alegría que lo inundo de golpe.

—Yoongi, ¿Qué haces?— la alegre voz de Hoseok lo hizo pararse casi en un brinco, bastante apenado miro al castaño.

—No lo se, solo quería sentarme— dijo el pelinegro—¿Y tu?—miro la bolsa que el chico sostenía, podía imaginarse que hacia tan tarde afuera.

—Fui a la tienda, aparte quería un poco de aire— explico Hoseok levantando la bolsa de botellas de soju y mirando a Yoongi con una sonrisa.

—Ya veo...— susurro dándose la vuelta para caminar a su casa.

—¡Yoongi, ven!— grito el castaño sentado en donde antes se había sentado el pelinegro—¡Vamos, date prisa!— hablo con tanto entusiasmo que convenció a Yoongi de sentarse frente a el.

Ansioso Hoseok sigo con la mirada al pálido y su mirada brillo al verlo frente a el con la misma sonrisa alegre que el tenia.

—Listo... vamos— chillo emocionado Hoseok comenzando a impulsarse con la ayuda de sus piernas, Yoongi lo imito, ambos pese a que tenían casi treinta años lucían tan alegres como niños de diez años, reían mientras jugaban con entusiasmo

—Hoba... basta ya no puedo— se quejo el pálido entre risas mirando al alegre Hoseok.

—Ya estas viejito— se burlo el castaño parando al mismo tiempo que Yoongi, ambos se incorporaron y se acercaron lentamente—Vamos a casa y bebamos soju— levanto la bolsa alegremente el castaño.

—Eso suena muy bien— entre risas tomo la mano estirada del menor, entrelazo sus dedos y beso su mejilla— Hoba, dame la bolsa— pidió con intención de ayudar al nombrado.

—Oh que caballero...— rio Hoseok amarrando sus brazos al largo brazo de Yoongi mientras caminaban a casa juntos.

  Aquella imagen de el y Hoseok caminando lentamente desaprecian, esa sensación cálida que había sentido de pronto se borro y Yoongi finalmente se vio ahí, en aquel parque completamente solo, su teléfono volvió a vibrar sin embargo no hizo mas que mirar los mensajes de la preocupada Nayeon.

—Tengo que pararme— se sentencio sin embargo nuevamente no logro nada, se quedo ahí—va a amanecer, tengo que... ir— apenas tenia la fuerza para hablar, realmente debía cumplir, debía hacer lo que su mente le ordenaba pero, ¿por que no podía?  

Con la cabeza en el piso noto los rayos del sol golpear su cabellera poco a poco, lentamente levanto la vista con los ojos hinchados por el sueño miro hacia el cielo que pronto comenzaba a despejarse y abrirle paso al sol,  recordó una vez mas en la noche al castaño, recordó ese dia en la playa aquel hermoso atardecer que brillaba junto a el sonriente Jung, y se dio cuenta de algo, realmente estaba enamorado de Hoseok, amaba a Hoseok con toda el alma y el, bueno, el solo lo había dejado ir; una lagrima bajo de sus ojos y se perdió en su barbilla, por primera vez había cometido grave un error, sus planes siempre estaban bien pensados sin embargo ese plan, aquel de dejar a Hoseok para poder vivir normalmente, había sido una simple idea sin pies y cabeza de la cual se arrepentía.

—M-mi Hoseok...— Min Yoongi realmente era un gran idiota. Y el mas que nadie lo sabia.

Lloro con fuerza mientras su piernas flaqueaban, con sus manos intento tapar sus sollozos pero era simplemente imposible, dolía, y no imaginaba lo que probablemente le había dolido a Hoseok, nuca debió poner en duda su amor por el, nunca debió alejarlo, nunca debió dejarse llevar por sus inseguridades,  era un simple cobarde del montón, un cobarde que no solo lastimo a una persona si no a dos, y peor de todo era que aquella chica le había entregado todo su amor y tiempo, Min Yoongi no era mas que un patán.

ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴇɴ ᴜɴᴀ ʟÍɴᴇᴀ⁀➴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora