- It's me, hi, I'm the problem, it's me.
Maia Kreese ha vivido siempre en Reseda, ha sido vecina de Lawrence desde pequeña y de Díaz cuando se mudó, con los que tendrá una buena relación, pero que no saben es que es pariente de John Kreese, no hast...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
| Capítulo 13: Sin piedad | ____________________________
Maia Kreese:
ESA NOCHE CASI NO DORMÍ, a las 5am cerré los ojos y finalmente caí dormida, pero una hora más tarde Tory me levanto porque teníamos que ir a clase y yo tenia que ir a mi casa a por mis cosas.
— Nos vemos en clase y oye, gracias por dejarme pasar la noche aquí. — Le sonreí.
— No hay de qué. — Me sonrió igual.
Fui a mi casa porque tenía que cambiarme y coger la mochila. Saqué la llave del felpudo y abrí la puerta dejando la llave escondida otra vez. Entré sigilosamente para no despertar a mi padre, pero parecía que él tampoco pudo dormir, porque estaba en la cocina, me escuchó entrar y yo fui corriendo a la habitación.
— ¿Maia?
Cerré la puerta mientras me cambiaba de ropa y cuando cogí mis cosas y me lavé la cara y los dientes, fui al salón.
— No puedes estar así siempre. — Me siguió.
Cogí una tostada sin hacerle caso y abrí la puerta de casa.
— Ya hablaremos cuando no tengas instituto. — Me soltó él antes de que saliese por la puerta.
Suspiré encaminándome a clase mientras me comía la tostada. Ni siquiera me dio tiempo a peinarme así que me pase las manos por mi pelo liso para acomodarlo un poco.
En la entrada me encontré a Miguel y a Halcón hablando sobre Sam.
— ¿Besaste a Sam? ¡Guay!
— No es nada guay, Tory no se merecía eso. — Dijo Miguel estresado.
— ¿Vas a limitarte a una tía? — Halcón alzó una ceja.
— ¿Tu no? — Me acerqué a ellos.
— Yo sí, lo decía como consejo para él. — Respondió Halcón al verme y se acercó a darme un beso.
— Cállate, anda. — Lo aparté porque no estaba de humor y miré a Miguel. — ¿Con la niñata de Sam? ¿Enserio?
— Es que... — Miguel no supo que decir pero me miró entrecerrando los ojos. — Oye, ¿estas bien?