El Heredero de Lucifer

Capítulo 7

«Caliente y perversa. No es la misma que conozco»

Brandon Bonardi.

La sigo en silencio, se queda varios minutos viendo como un cuarteto se follan sin pudor, saben que ella está ahí, observando y eso los excita como también excita a Hanna, su mirada brilla de tal manera que puedo notar como entre abre la boca respirando con dificultad, mientras se saborea los labios, ambos escuchamos los gemidos de aquellas personas, y me dejó hundir en las mismas ganas, mi amiguito se levanta mientras veo Annette entretenida.

Oh, diablita, no te conocía tan bien hasta hoy.

No sabía que Hanna tenía ese lado perverso y caliente, no sabía que esto le atraía como un imán.

Ella Aparta la mirada y sin hacer ninguna más parada sigue adelante hasta encontrarse con la habitación donde la persona que entra no puede ver a quién está observando, es un cuarto de juego bastante entretenido para el que va a observar.

Y solo imaginarme al imbecil que este detrás del cristal me enfurece. Con pasos firmes entró en la otra puerta de la habitación, veo al idiota frotándose la polla con la palma de la mano mientras la saluda:

— Hola, Anabel, te esperaba.

¿Anabel?

— ¿Quién eres? — le pregunto con fiereza en mi voz mientras Hanna empieza a saludar.

— Hola, guapo, que rico por qué hoy estoy más caliente que nunca. — dice al tiempo que mueve sus manos hacia todo su cuerpo.

La quijada se me quiere desprender por la impresión que me dio por escuchar a Hanna expresarse de esa manera.  Está no es la mujer con la que crecí.

La observo por varios segundos hasta que la voz masculino me seca de mis pensamientos confundidos.

— Solo soy un hombre que viene a pasarla bien...

— Lárgate. — lo levanto del cuello de su camisa y lo lanzó cerca de la puerta. — si vuelves a entrar aquí, te asesinaré — lo amenazo.

— ¿Quien te crees que eres?

— Soy el hijo de lucifer.

Todos en este maldito lugar sabe quién soy y lo que soy. Nadie tiene la santa bolas de llevarme la contraria.

El tipo de mala manera sale dando un fuerte portazos.

— Juguemos — digo para mí.

Utilizo el mismo tono de voz que el infeliz estaba utilizando para no ser descubierto.

Es fácil entrar y que la otra persona no te reconozca, el mejor lugar para yo poder jugar con la diablita.

— ¿Que quieres que haga hoy? — Su voz suena bastante exaltada.

— Quiero que me bailes, tal cual como el espectáculo que estabas dando abajo.

— ¿Te gustó, a que si? — dice mientras se mueve al son de la música.

No lo voy a negar, me encantó. Lo que no me gustó fue ver ese poco de buitre de mierda esperando por comer su carne.

— Si, morenita