Capítulo 8

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«El peligro asecha»

Hanna Volkov.

Me miro al espejo, agarrandome del lavamanos, haciendo contacto con mis ojos para luego echarme a reír. Me encanta, me agrada como me veo, recién follada con un tipo que no conozco y posiblemente nunca lo haga. Aún estoy desnuda mientras me chorrea las entrepiernas.

— ¡Mierda¡ Annette no usaste preservativo — me recuerda mi subconsciente sin apartar la vista del fluido deslizándose por mi piel.

Embarazada no voy a salir ya que, llevo años tomando anticonceptivo para regular mi periodo, pero obviamente de una enfermedad de transmisión sexual no me va a evitar.

¡Joder! Ya no puedo dejar de pensar en una asquerosa enfermedad.

Vuelvo a levantar la vista y me digo:

— No pienses en eso ahora, disfruta tu noche.

Y vaya que noche.

Salgo del baño y por supuesto que ya no está el tipo desconocido. Me siento un poco decepcionada por no saber si quiera su nombre.

¿Será que tiene baja autoestima?
¿Pensará que no lo veré atractivo? 

Pienso y sobre pienso, y no le veo lógica no querer mostrarse, ya que folla de una manera excepcional. Una cogida como esa magnitud le gana a cualquier hombre con un buen físico.

Al llegar a la mesa donde me espera Brittany con varios tragos de más, sudada y agitada de tanto bailar, me pregunta:

— ¿Para donde fuiste? Te has perdido un show de Otto con un hombre, me han dejado acalorada — se abanica con las manos.

Me echo a reir y le confieso:

— He follado con un desconocido. — Su cara se asombra.

— ¿Has echo que? Pero niña, te olvidas la última vez que un hombre toco tu cuerpo, ¿Olvidaste lo que le sucedió?

— No me recuerdes al animal de Brandon, está noche no por favor. — hablo mientras hago llamar a un mesero.

Le hago mi pedido al guapo hombre que asiente y se va para luego mas tarde reaparecer con mi plato gigantesco de marisco. Plato que alcanza para tres personas.

Lo de esta noche me abrió el apetito, así que Brittany y yo empezamos a comer hasta que su rostro se vuelve pálida al notar a Bruno enfurecido caminando a nuestra dirección.

— ¡Brittany! — alzó la vista al tiempo que yo me enderezo mirando de arriba y abajo a Bruno, su rostro está rojo y sudado, su pecho sube y baja con regularidad, sus ojos se oscurecen cuando agarra a mi mejor amiga por el brazo le ladra:

—¿Que haces aquí?

Brittany tomada se suelta de su agarre y con la misma expresión que la de él le contesta:

— Bajale dos, Amorchito, estoy aquí pasándola de maravilla con Hanna y su novio Otto — señala donde está el hombre besándose con dos mujeres, sin importarle la reacción de Bruno.

— ¿Un promiscuo? — su mirada me arropa acribillandome — ¿Ese es tu novio, Hanna?

— Si, tenemos una relación abierta...¿Cual es el problema? — le respondo sin dejar de comer.

El Heredero de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora