Capítulo 3
No iba a verla de nuevo. Esa fue una promesa que se hizo a sí misma al despertar la tarde siguiente.
Repitió las palabras en su mente mientras se sentaba ante su ordenador.
Las tecleó en la pantalla.
Las dijo en voz alta.
No iba a verla de nuevo.
Pasó una hora. Dos.
Incapaz de resistir la tentación de verla una vez más, se dio una ducha rápida, se puso un par de pantalones negros y un suéter gris oscuro, y dejó la casa.
Pasó por la floristería y compró un enorme ramo de rosas amarillas, porque ella le recordaba a la luz del sol, rosas porque casaban con el color de sus labios, blancas para que hicieran juego con la inocencia en sus ojos. Y una única y perfecta rosa roja.
Era justo pasadas las siete cuando entró en el hospital. Apretó la mandíbula mientras caminaba por el pasillo que llevaba a la habitación de Kara, sobrecogida por el olor a muerte y enfermedad. Sabía que era sólo su imaginación, y todavía, mientras pasaba junto a la unidad de cuidados intensivos, parecía como si pudiese ver los espíritus de aquellos al borde de la muerte flotando sobre los cuerpos en las camas, sus espectrales brazos estirándose hacia ella, implorándole silenciosamente por aquello que solamente ella podía dar.
Maldiciendo suavemente, se alejó, caminando ciegamente pasillo adelante. Pensó que debería marcharse en ese mismo momento. Nunca debería haber ido ahí en primer lugar.
Y entonces se encontró fuera de su habitación, abriendo la puerta. Y ella le estaba sonriendo, sus ojos azules claros y brillantes, sus mejillas coloradas.
—Tenía la esperanza de que se pasase por aquí —dijo Kara, el placer evidente en su tono de voz.
Lena le devolvió la sonrisa mientras le tendía el ramo.
—Son hermosas —murmuró Kara—. Gracias.
—No te hacen justicia.
Kara se sintió ruborizar.
—Usted me halaga, señora.
—En absoluto.
—Hay un jarrón en esa alacena —dijo Kara—. ¿Le importaría ponerlas en agua por mí?
Con un asentimiento, ella abrió la puerta de la alacena, encontró el jarrón y lo llenó. Cogiendo las flores, las colocó en el jarrón y luego puso éste en la mesa junto a la cama.
—Así que —dijo, tomando asiento en la silla verde de plástico—, ¿cómo te sientes esta tarde?
—Mucho mejor. El doctor Petersen está bastante impresionado con mi recuperación —sonrió—. Dice que puedo irme a casa mañana.
—Esas son buenas noticias.
Kara asintió.
—¿Usted tiene hermanos o hermanas?
—No.
—Yo tengo una hermana. Aunque claro, usted ya la conoció, ¿no? —rió Kara suavemente—. Ella me dijo que le hizo una visita.
—Sí —replicó Lena sonriendo—. Vino en busca de un vampiro.
—Apuesto a que quedó decepcionada cuando no encontró uno.
ESTÁS LEYENDO
Deeper than the night
FanfictionLa gente del pueblo en Midvale decía que había algo sobrenatural en Lena Luthor. Ellos nunca se imaginarían cuán cerca de la verdad estaban... Sin embargo, Kara Danvers nunca se asustó de la supersticiosa sabiduría popular y se rio de las habladuría...