Capítulo 24
Lena se había cerrado a ella, y ella no sabía por qué. Tendida en su saco de dormir esa noche, Kara repasó los eventos del día en su mente, preguntándose qué habría dicho, o hecho, para hacerla enfadar. Había intentado numerosas veces hacer que le hablase, que le dijese cuál era el problema, pero ella había replicado, educadamente, que no había ningún problema, que simplemente estaba cansada.
Estaba mintiendo.
Ella había comprobado sus heridas, sorprendida de ver que éstas, tan sangrientas y desagradables la noche anterior, habían casi sanado totalmente.
Ella deseaba que Lena la tomase en sus brazos, necesitaba que la abrazase, que le asegurase que todo resultaría bien.
Dudó durante unos momentos más y luego se deslizó fuera del saco de dormir y fue a mirar a través de la ventana a la mujer que estaba causando semejante dolor a su corazón.
Lena estaba parada cerca de la orilla del lago, con la cabeza inclinada hacia atrás y los brazos en cruz mientras contemplaba el cielo nocturno. La pálida luz de la luna bailaba sobre la quieta superficie del agua y bañaba a Lena con un débil y brumoso resplandor plateado.
Se veía tan hermosa, y tan sola, que hacía que le doliese el corazón. ¿Por qué no quería confiar en ella? ¿No sabía cuan profundamente la estaba lastimando su silencio?
Un búho ululó suavemente en la distancia. Lena le había dicho que algunas tribus indias creían que la llamada de un búho en las cercanías de un alojamiento significaba muerte inminente. El sonido atrajo su atención y, mientras se giraba hacia la fuente del mismo, Kara le vio el rostro, vio el dolor y la soledad de su expresión.
Necesitando tocarla, consolarla, y necesitando su consuelo en retorno, corrió fuera de la cabaña, sin prestar atención al hecho de que no estaba vestida.
—Lena, lo siento —la envolvió en sus brazos, enterrando la cara en su hombro—. Por favor, perdóname.
Instintivamente, los brazos de Lena se cerraron en torno a ella.
—¿Perdonarte? —preguntó Lena, sorprendido por su disculpa—. ¿Qué es lo que has hecho?
—No lo sé —sus palabras sonaron apagadas contra su hombro—. ¿Por qué te has cerrado a mí? Me siento tan sola...
—Kara... natayah... —le acarició la espalda, sus manos inquietas, su deseo despertando ante su cercanía, ante la sedosidad de su carne presionada tan íntimamente contra la suya—. Kara...
—No me alejes —imploró ella—. No me dejes fuera —poniéndose de puntillas, presionó su cuerpo contra el de ella—. Te amo, Lena.
Echó la cabeza hacia atrás para poder ver su rostro, y luego la besó profunda y fervorosamente.
Y ella se perdió. Se perdió en la magia de su toque, y en el profundo y sincero amor que había visto en sus ojos.
Con un irremediable grito de rendición, la acunó en sus brazos, bajándola gentilmente al suelo y cubriendo su cara, su cuello y su pecho con hambrientos besos. Sus manos se deslizaron por su esbelta figura. Su piel era suave, sedosa y vibrante bajo las puntas de sus dedos. Ella se arqueó contra Lena, bajos gemidos de placer ascendiendo por su garganta, animándole, inflamándole, hasta que ella no albergó más pensamiento que poseerla, que mostrarle con sus manos y sus labios que la amaba, sólo a ella, ahora y siempre.
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Deeper than the night
FanfictionLa gente del pueblo en Midvale decía que había algo sobrenatural en Lena Luthor. Ellos nunca se imaginarían cuán cerca de la verdad estaban... Sin embargo, Kara Danvers nunca se asustó de la supersticiosa sabiduría popular y se rio de las habladuría...