Chapter 13: Abrázame y no me sueltes nunca

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Capítulo 13

Lena se detuvo bruscamente cuando vió a Kara de pie en el dormitorio. Había captado su esencia tan pronto como entró en la caverna, pero, atrapada en su propia miseria, la había ignorado, pensando que no sería nada más que el cruel recordatorio de que ella había estado allí y luego se había ido.

—¡Kara!

—Hola, Lena.

Con las manos apretadas, observó a la mujer a la que nunca había pensado que volvería a ver. La esperanza extinguió su ira; su presencia calmó a la bestia que había estado arañando sus entrañas.

Tomó una profunda inspiración antes de preguntar:

—¿Telefoneaste a Edge?

—No.

Ella arqueó una negra ceja, su mirada fija con intensidad en la cara de Kara.

—¿Por qué no?

Kara meneó la cabeza.

—Lo pensé, pero simplemente no podía hacerlo.

—Así que, ¿por qué estás aquí?

Sintiéndose repentinamente nerviosa, Kara se lamió los labios. ¿Qué debería decir? Ninguna de ellas había siquiera mencionado el amor, o hablado de compromiso. ¿Qué si Lena se había alegrado de librarse de ella? ¿Qué si no la deseaba de vuelta?

—Te deseo —dijo Lena en voz baja, y requirió toda su fuerza de voluntad resistir la urgencia de arrastrarla hasta sus brazos y nunca dejarla marchar—. Jamás lo dudes.

Por una vez, Kara estuvo contenta de que pudiese leerle la mente. Sería muchísimo más fácil si ella simplemente leía sus pensamientos, sus sentimientos, en vez de que ella tuviese que intentar expresarlos con palabras.

Pero Lena no estaba de humor para ponerle las cosas fáciles.

—¿Por qué estás aquí? —volvió a preguntar—. ¿Qué es lo que deseas?

Kara le miró profundamente a los ojos.

Te amo —pensó—. Deseo que tú me ames. Que me abraces. Me beses...

Tragó, intentando formar las palabras, obligarlas a pasar una garganta que se había vuelto repentinamente seca.

—Lena, yo... lo siento por el modo en que actué antes. No me odies por ello, por favor. No era mi intención herirte.

—Está bien, Kara.

Había perdón en sus palabras, pero su voz permanecía fría.

Abrázame —pensó ella—. Necesito que me abraces.

Lena cruzó los brazos sobre el pecho.

—Tenemos que hablar.

A ella no le gustó cómo sonó eso, no le gustó la tensión evidente en su voz, en cada tensa línea de su cuerpo.

—Vamos fuera.

Lena se hizo a un lado para que ella le precediese.

Sus pasos se sentían pesados mientras ella salía, agudamente consciente de la presencia de Lena a su espalda. El silencio entre ambas parecía ominoso, como la quietud antes de una tormenta.

Una vez fuera, ella se sentó sobre una roca plana, sintiendo la fría humedad de la piedra penetrar el tejido de sus pantalones. Hizo un gesto hacia la caverna.

Deeper than the nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora