7.

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La familia de Jungkook encarnaba la “familia ideal” en todos los sentidos. Eran adinerados, parte de la alta sociedad, y su fama se centraba en su habilidad para cazar y recibir invitados con excelencia. Su hogar era una casa imponente, con una arquitectura cerrada y extravagante. Los suelos de mármol y las paredes de roble oscuro reflejaban la opulencia, y el espacio estaba repleto de artículos finos e importados. Para alguien sin recursos, sería el epítome del sueño hecho realidad. Sin embargo, para Jungkook, el lugar no era un oasis de lujo, sino un tormento constante.

— Jungkook, ¿dónde te habías metido? — Preguntó su madre, su mirada cargada de desaprobación. Ella era la encarnación de la perfección, con una actitud tan fría y distante que a veces parecía más una figura de mármol que una persona. Su padre, siempre en segundo plano, permanecía en silencio, como una sombra detrás de ella.

— No es asunto tuyo. — Respondió Jungkook, visiblemente molesto por la pregunta. Conocía bien la rigidez de su familia, pero a veces su comportamiento resultaba excesivamente severo; ni siquiera sus propios hijos estaban exentos de su constante vigilancia y juicio.

— Es asunto mío. Eres mi hijo. Me responderás cuando te haga una pregunta. — Respondió su madre fríamente, con las manos puestas en las caderas. Jungkook hizo una mueca. Su familia sólo sabía hacer las cosas por la fuerza. Siempre exigiendo, siempre tomando y nunca, nunca dando.

— Sólo estaba dando un paseo. — Contestó Jungkook, poniendo los ojos en blanco. Intentó empujar a su madre, pero ella se hizo a un lado y le cerró el paso.

— ¿Dónde? — Preguntó su madre, cruzándose de brazos. Jungkook estaba atrapado entre ella y su padre. No iba a dejarle escapar hasta que consiguiera lo que quería: la verdad.

— Al bosque. ¿Necesitas más detalles, o ya has terminado de interrogarme? — Siseó Jungkook. Una mirada de irritación marcó sus rasgos. Dios, odiaba a su familia.

— Vigila tu tono conmigo, chico. — Le advirtió su madre, entrecerrando los ojos. Jungkook luchó contra el impulso de resoplar, molesto. Dios, la odiaba. Odiaba a toda su familia. ¿Por qué no podían tratarlo como a una persona normal? Su padre, siempre tranquilo, pareció interesarse por la conversación y puso una mano en el hombro de su esposa.

— Ya, ya, querida. No empecemos a pelearnos con Jungkook. — Habló su padre, con voz suave como de costumbre. Hablaba con calma, en marcado contraste con su madre. Siempre había sido el más razonable.

— Él es el que empezó con su actitud. — Respondió su madre, sin dejar de mirar a Jungkook. El joven cazador tuvo que contener una burla. A veces era tan poco razonable que lo volvía loco.

Jungkook sólo quería irse. Dejarlos y no volver jamás. Quería volver al bosque, volver a donde estaba Jimin. Sin embargo, allí estaba, de pie en el pasillo de su “casa”, discutiendo con su madre y su padre como siempre lo hacía.

— Mira, sólo fui a dar un paseo. Fin de la discusión. — Dijo Jungkook. Ya no quería hablar más. Estaba cansado de tener que dar siempre una razón de por qué había hecho algo y a dónde había ido.

Su madre parecía tener algo más en mente, pero su padre levantó una mano en un gesto que claramente le indicaba que se detuviera. Jungkook, acostumbrado a la silenciosa comprensión entre ellos, no pudo evitar preguntarse qué estaba ocurriendo entre sus padres. Mientras tanto, su padre siguió hablando, ignorando por completo la presencia de su madre en la conversación.

— ¿Viste algo mientras estabas en el bosque? — Preguntó su padre, tan monótono como siempre. Jungkook tuvo que contener una burla. Por supuesto su padre haría esa pregunta — Últimamente se han visto varios hombres lobo.

LA LUNA DEL CAZADOR 月 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora