17.

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El tren avanzaba con un suave traqueteo, sus ruedas de metal rodando sobre las vías en una melodía constante que acompañaba el paisaje borroso de campos y colinas. En uno de los vagones, Jungkook y Jimin estaban sentados uno al lado del otro, envueltos en un silencio que parecía casi cómplice. Sin embargo, la mente de Jungkook estaba lejos de la serenidad del momento. No podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con Romolo unas horas antes, una conversación que le había dejado una sensación de inquietud y anhelo.

— ¿Qué piensas tanto? ¿Te preocupa que tus padres nos encuentren? — Le preguntó Jimin mientras el tren avanzaba rápidamente. Dentro, sólo había unos cuantos pasajeros en otros compartimentos.

Jungkook apartó la mirada de la ventana y la dirigió hacia él. Le sonrió y se acercó para colocarle un mechón de pelo detrás de la oreja.

— No, la verdad es que no — Sacudió ligeramente la cabeza. Esos bastardos no podían importarle menos —. Sólo… pensando… —. Empezó a decir. Sus ojos recorrieron el rostro de Jimin, deteniéndose un momento en cada pequeño rasgo. Era una costumbre suya, no podía evitar apreciar el hecho de que Jimin fuera todo suyo. Tan, tan bonito.

— ¿Pensando qué cosa? — Jimin tenía una suave sonrisa en los labios, dejando que Jungkook lo tocara con sus delgadas manos, acercándose un poco más a su cuerpo.

— Sólo algunas cosas… — Jungkook tarareó suavemente mientras lo guiaba sobre su regazo, rodeando su cintura con los brazos. Una sonrisa seguía dibujada en sus labios, pero había un indicio de algo en sus ojos, algo que ocultaba tras su dulce y gentil apariencia. Se tomó un momento para admirarlo, para captar sus bonitos rasgos, antes de que sus dedos rozaran su barbilla — ¿De verdad quieres saber en qué estoy pensando?

— Claro, me encantaría saber qué te tiene tan pensativo, llevas así desde que volviste de hablar con Romolo. — Jimin lo miró con cierta curiosidad, sus ojos parecían leerle el pensamiento.

La intensa mirada de Jimin hizo que Jungkook se detuviera. Un pequeño escalofrío recorrió su espina dorsal, pero rápidamente le devolvió la mirada.

— Estaba pensando… — Jungkook hizo una pausa —. Estaba pensando que quiero ser como tú…

— ¿Como yo? ¿Quieres ser como yo? — Repitió Jimin, frunciendo el ceño mientras trataba de entender lo que Jungkook quería decir —. ¿Quieres ser un lobo?

Jungkook asintió mientras lo movía un poco para que se sentara a horcajadas sobre su regazo. Pasó una mano por su cintura, por las curvas de sus caderas, con una mirada casi posesiva en sus ojos mientras disfrutaba de sus expresiones.

— Sí, quiero. — Susurró contra su oído, lo que hizo que Jimin se estremeciera. Jungkook siguió pasando la mano por su piel, con un tacto cada vez más áspero. Se inclinó un poco para presionar sus labios contra el pliegue de su cuello —. Quiero experimentarlo… experimentarlo todo contigo…

— Jungkook, no es lo mejor para ti como humano. Ser lobo es abrumador. Al principio, no puedes evitar cambiar de forma en luna llena, es normal sentirse posesivo, como una bestia. ¿Quieres eso? — Jimin acarició su mejilla con su pequeña mano.

Jungkook le dio otro apretón en la cintura, sintiendo cómo Jimin se estremecía cuando su cálido aliento rozaba su piel. Murmuró suavemente antes de hablar, su voz volvió a ser un mero susurro contra su oído:

— No me importa si es abrumador… no me importa si duele…

Tiró de Jimin más cerca de él, sus brazos envolviendo su cuerpo. Volvió a apoyar la cabeza en el pliegue de su cuello y sus labios rozaron su piel.

LA LUNA DEL CAZADOR 月 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora