El sombrero de jadeíta del ministro había caído a un lado, dejando que el fino cabello negro se derramara como una cascada sobre la cama, empapado por el sudor que se filtraba en cada hebra hasta empaparlo por completo en poco tiempo.
El pecho de Chu Yu subía y bajaba violentamente, cada una de sus respiraciones era la fuente de un dolor prolongado e insoportable. Sentía como si un cuchillo sin filo le cortara cada centímetro del vientre y le aplastara todos los huesos de la cintura hasta que ya no pudiera gritar, abriendo la boca desesperadamente como un pez varado en la orilla, luchando en sus últimos estertores.
Las palmas de Qin Zheng estaban heladas, su ropa empapada por el sudor pegajoso, haciéndole sentir más y más frío hasta que ya no podía distinguir si el escalofrío provenía de su columna vertebral o de su corazón.
El rostro de Chu Yu se había vuelto cada vez más pálido, su frente fruncida tan profundamente que las arrugas en sus sienes parecían talladas por una cuchilla. Hundió su rostro en una almohada suave y mordió una esquina del edredón de brocado, ahogando sus gritos de dolor, aunque dejaba escapar sollozos entrecortados.
No había pasado más de lo que tarda en beberse una taza de té, pero ya se sentía tan débil que le costaba distinguir el día de la noche.
Finalmente, la puerta se abrió y entró un médico imperial, seguido por tres médicos más jóvenes y una comitiva de doncellas y sirvientes que llevaban palanganas y tiras de tela, entrando en fila, con pasos ligeros pero rápidos.
Qin Zheng agarró al médico imperial del brazo y dijo con voz ansiosa: "¡Date prisa y revisa a Qingci!"
Temblando, el médico imperial bajó la cabeza apresuradamente y dijo: "Por favor, de un paso al costado, Marqués, y déjeme examinarlo".
Qin Zheng se movió a otro asiento, pero mantuvo su firme agarre en la mano de Chu Yu, negándose a soltarla, como si de alguna manera pudiera aferrarse a algo.
Chu Yu dejó escapar un gemido ahogado y se encogió ligeramente de dolor cuando alguien le presionó el abdomen, que estaba muy hinchado; el dolor aumentaba exponencialmente cada vez que esos dedos empujaban en su vientre. Con el sudor nublando su visión y picándole los ojos, distinguió vagamente el rostro del médico imperial a través del velo de sus pestañas caídas. En un instante, sintió como si toda la sangre de su cuerpo se hubiera convertido en hielo.
Aquellos que ostentaban el título de Marqués de Tercer Rango o superior tenían derecho a llamar a médicos imperiales para recibir atención médica, pero había un número limitado de médicos imperiales posibles que podían ser convocados, sin embargo, la persona delante de él claramente era un rostro desconocido. Aunque el dolor era tan intenso que su cabeza era un lío confuso, su aguda intuición lo llevó a tomar aire instintivamente y a preguntar con voz severa: "¿Quién eres tú?"
Ese 'médico imperial' tenía la conciencia sucia desde el principio. Bajo tal interrogatorio, se aterrorizó tanto que sus manos instintivamente se tensaron y, sin poder controlar su fuerza, presionó con fuerza el costado del vientre de Chu Yu.
"Uuhhnn... Tú..." Chu Yu contuvo un gemido y levantó la cabeza con gran esfuerzo, barriendo con la mirada a todos los sirvientes en la habitación. Un escalofrío pronto se apoderó de su corazón.
De todas las personas ante él, ni una sola era su asistente personal.
Al darse cuenta de esto, el frío que sentía solo empeoró. Reuniendo todas sus fuerzas, Chu Yu se incorporó con fuerza, cubriendo firmemente su vientre mientras se liberaba del agarre del médico imperial. El sudor goteaba de su barbilla mientras su túnica interior blanca como la nieve se pegaba a cada centímetro de su piel, marcando su esbelta figura.
"¡Qingci!" Qin Zheng, horrorizado, se apresuró a extender la mano para sostener a Chu Yu.
"¡Déjame en paz! Uu-uhh..." Chu Yu sacudió violentamente la mano de Qin Zheng. El dolor era tan intenso que no podía mantener el equilibrio, pero no se atrevía a quedarse en la despiadada y codiciosa mansión del Marqués ni un momento más. Temblando de pies a cabeza, era como un animal salvaje en su último suspiro, agotando todas sus fuerzas para proteger a sus cachorros que estaban a punto de nacer. Aun con las garras embotadas, los colmillos rotos y el cuerpo cubierto de heridas, seguía infundiendo miedo en el corazón de cualquiera.
El rostro del 'médico imperial' se puso mortalmente pálido, y sus dedos comenzaron a temblar mientras decía apresuradamente, "Marqués, detenga rápidamente al Segundo Maestro Chu; si sigue así, temo que perderemos dos vidas en un solo cuerpo".
Mientras tanto, en una muestra de asombrosa fuerza de voluntad, Chu Yu había logrado levantarse de la cama y dar dos pasos tambaleantes hacia la salida. Manchas de sangre lo seguían desde la cama, serpenteando hasta sus pies mientras avanzaba, arrastrando una línea de rojo penetrante.
La respiración de Qin Zheng se entrecortó, las palabras del médico imperial casi lo hicieron colapsar. Con una gran zancada hacia adelante, agarró a Chu Yu por detrás, atrapándolo en su abrazo y deteniendo su comportamiento autodestructivo.
Chu Yu miró desesperadamente la puerta de ébano grabada con un patrón de tallos en espiral [1]. Unos pocos rayos de luz se filtraban a través de la pantalla de ventana azul pálido, iluminando las partículas de polvo que se elevaban en el aire y haciéndolas parecer aún más llenas de vida. Quizás una nube oscura cubrió el sol, pero en un instante, esos escasos rayos de luz desaparecieron por completo, aplastando su última esperanza...
"Quiero ir a casa..." Chu Yu se apoyó en el hombro de Qin Zheng y rogó con voz temblorosa.
Pensando que Chu Yu se había vuelto delirante por el dolor, Qin Zheng acarició suavemente la delgada línea de su espalda y dijo: "Está bien, está bien... Una vez que nuestro hijo nazca, te llevaré a casa..."
El médico imperial contuvo el pánico en su corazón y dijo: "Marqués, debe sujetarlo para que el Segundo Maestro Chu no... Si empieza a forcejear, podría terminar lastimándose..."
Qin Zheng llevó a Chu Yu de vuelta a la cama, sujetando sus frágiles muñecas con un agarre firme para que no pudiera soltarse.
El dolor en su abdomen había alcanzado un punto máximo, pero más que eso, las defensas de su corazón se habían derrumbado por completo. Chu Yu abrió los ojos de par en par, el reflejo del rostro de Qin Zheng en sus pupilas era como un talismán de muerte que lo encadenaba. Quién sabe cuánto tiempo seguiría brotando la sangre de su interior mientras el niño nonato en su vientre ponía todas sus fuerzas en luchar por una oportunidad de vivir.
Gritos cada vez más lastimeros salían de su garganta seca mientras las uñas de Chu Yu abrían cortes en las palmas de Qin Zheng, su voz entrecortada por sollozos, "¡Qin Zheng—déjame ir a casa... Qin Zheng! ¡Déjame ir! ¡Ge—!"
Los ojos de Qin Zheng se llenaron de lágrimas, que cayeron y aterrizaron en la frente de Chu Yu.
Parecía que el niño en su vientre había comenzado a descender, el débil cuerpecito sorprendentemente dotado de la fuerza para empujar a través de los huesos. Chu Yu arqueó su cuerpo instintivamente, su cuello delgado como el de un cisne moribundo, una especie de belleza que acompañaba la llegada de la muerte. Las lágrimas deslizándose continuamente por las comisuras de lo que deberían haber sido ojos encantadores y apasionados, empapando el cabello en sus sienes y desapareciendo sin dejar rastro.
Justo cuando Chu Yu dejaba escapar otro grito desgarrador, un trozo de tela enrollado fue empujado en su boca.
El médico imperial se limpió el sudor frío de la frente y dijo: "Para evitar que el Segundo Maestro se muerda los labios y la lengua..."
Con los ojos llenos de angustia emocional, Qin Zheng asintió en silencio.
Chu Yu cerró lentamente los ojos, la última de sus fuerzas desvaneciéndose sin efecto. Si los cielos quisieran apiadarse de él dándole otra oportunidad, preferiría haber muerto en un claro lago durante su infancia ignorante.
Incluso eso habría sido mejor que morir en sus manos así.
Glosario:
[1] Un patrón tradicional utilizado en la artesanía china.
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Qin por la mañana, Chu por la noche.
Historical FictionNombre chino: 朝秦暮楚 Nombre inglés: Qin By Morning, Chu By Night Autor: 中华说书人 Zhonghua Shuoshu Ren Capítulo: 78 capítulos Traducción del chino/inglés.