Capitulo 5

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No sé qué era lo que me daba más vergüenza, el haberle vomitado a Dani en los zapatos de tacón de aguja con los que podías romperte el cuello si te caías o que Santana me viera vomitando directamente. Aunque he de admitir que ver su cara roja como un tomate por la risa fue algo demasiado bueno.

-Por favor, dile que lo siento de verdad –volví a disculparme.

-Brittany, fue un accidente –intentaba tranquilizarme –además, con ese perfume que traía hasta yo hubiera vomitado –se burló.

-Sí, bueno, creo… creo que fue su perfume lo que me hizo vomitar desde un principio –me sonroje –pero en serio, realmente lo siento.

Esos ojos marrones me miraron intensamente mientras se acercaba a mí y se sentaba a mi lado. Sujeto una de mis manos y comenzó a acariciarla tiernamente. Mi rostro se sonrojo aún más por esa muestra de cariño.

-Tranquila ¿Ok? Dani está bien, ella solo… -buscaba la palabra correcta –solo es un poco dramática –me sonrió.

-Pues no es para menos –intente defenderla –vomite prácticamente sobre sus tacones y eran nuevos –cerré los ojos al recordar lo que había pasado.

Flash back.

-Soy Bri… -¡Oh no!

Sin poder evitarlo sentí como esa sustancia agria subía por mi esófago hasta mi garganta y terminaba saliendo expulsada por mi boca directamente a los pies de la pequeña chica que estaba frente a mí.

En cuanto todo lo que tenía que salir estuvo fuera de mi organismo levante la vista para encontrarme con un par de ojos que deseaban verme completamente muerta por lo que acababa de pasar. Mis mejillas rápidamente se tornaron rojas. Esto no podía estarme pasando.

De un momento a otro escuchamos una carcajada llena de alegría pura. De esas risas que en cuanto la escuchas no puedes evitar reir también pues contagia cada fibra de tu ser. Santana se estaba riendo de lo que acababa de pasar, sus ojos soltaban pequeñas lágrimas y sujetaba su abdomen por tanta risa que no podía controlar.

-¡Santana! ¡No te rías! –Grito molesta la chica de labios rojos -¡Estos zapatos eran nuevos! ¡Oh por dios! ¡Ew! ¡Ew! –levantaba y bajaba las manos mientras su cara era de asco.

-Yo… yo de verdad lo siento –intente disculparme –dame tus zapatos, ahorita los limpio –intente agacharme para tomarlos.

Pero sentí una mano sobre mi brazo impidiendo que lo hiciera. Levante el rostro en esa dirección y pude ver a Santana con el rostro serio. ¿Dónde había quedado esa sonrisa en su rostro? ¿Había hecho algo malo? ¡Oh por dios! ¡Iba a echarme por haber vomitado en el suelo! Peor aún… por haberlo hecho en los tacones de Dani.

Cerré los ojos deseando no llorar.

-Dani, ve a la casa de mis padres y limpia tus zapatos –su voz era dura, me sorprendí.

-¿Crees que voy a limpiarlos? ¡Estás loca Santana! ¡Van directo a la basura! –Se cruzó de brazos aun asqueada –Y ella deberá pagármelos –me señalo haciendo que me encogiera.

El rostro de Santana se ensombreció más de lo que ya estaba. Su quijada de apretó, marcando más sus facciones, sus ojos se volvieron más oscuros, me dio un poco de miedo.

-¿Cuál fue el costo? –pregunto a fuerza. La chica de labios rojos no contesto –Estoy preguntando algo. ¿Cuál fue el costo? –remarco cada palabra de la pregunta.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora