Ropa bien planchada, listo.
Cabello bien peinado, listo.
Zapatos relucientes, listo.
Dientes cepillados, listo.
Tenía todo perfectamente listo para mi primer día de trabajo con Maribel. Después de aquel día, más bien de aquella declaración por parte de Santana. Maribel se había empeñado en que fuera su secretaria en la sucursal que ella dirigía.
En un principio Santiago y su hija no estuvieron de acuerdo, por el simple hecho de que no querían que pudiera hacer algún esfuerzo o algo por el estilo, pero después de que los cuatro habláramos durante horas, acordamos de que sería lo mejor.
¿Cuál había sido la reacción de Maribel al escuchar "Nuestro bebé"? Bueno…
Flash back.
-Santana, ¿qué dijiste? –volvió a repetir sin quitar sus ojos de mí.
-¡Ay Maribrl! No hagas drama –intervino Santiago al darse cuenta de la tensión que comenzaba a formarse en el ambiente.
-No hago ningún drama Santiago, solo quiero una explicación –hablo mientras se sentaba en el sillón quedando frente a mí.
Santana suspiro llena de frustración regalándole una mirada seria a su madre. Se sentó en el lugar que había sido de el mayor de los Lopez, tomo mi mano y me sonrió antes de explicar.
-Cuando estábamos en la consulta médica, la doctora le pregunto a Brittany sobre el padre del bebé –apretó la quijada un momento, como si le molestara el simple hecho de saber que había alguien más involucrado –No quería que la viera mal o que le diera algún sermón sobre los preservativos o la responsabilidad o esas cosas, así que le dije que el bebé era nuestro, de las dos –sonrió colocando su mano sobre mi abdomen.
Me tense al ver como los ojos de Maribel viajan de su hija, hasta la mano en mi abdomen para terminar posándose directamente en mi rostro, provocando que me sonrojara.
-Y yo quiero que ese bebé cuando nazca y crezca vea en mi un abuelo –Santiago nos regaló una sonrisa.
Los nervios comenzaban a apoderarse de mí, Maribel no decía ni media palabra, simplemente nos observaba a Santana, Quinn y a mí. Sujete la mano de mi hermana menor mientras mordía mi labio intentando calmar los nervios, pero no funcionaba.
-Eh… Britt, debo irme –la voz de Quinn rompió el silencio, trayéndome un trago amargo.
-¿Ya? ¿Tan pronto? –la observe.
-Si no llego para antes de la cena, se molestaran más… ya sabes –susurro.
-Te llevo a casa, luego me regreso en un taxi o caminando –la mire con esperanza de poder pasar un tiempo más con ella.
-¿Caminando? ¿Estás loca? Nuestra casa está al otro lado de la ciudad –se levantó para tomar sus cosas, a veces era tan madura.
-¿Y tú como regresaras? Es más peligroso para ti andar sola, que para mí –ignorábamos a la gente a nuestro alrededor, pero podíamos sentir sus miradas sobre nosotras.
-Puedo tomar un bus que me lleve, no me dejara muy lejos y si me voy ahora llegare antes de que anochezca –camino hasta Santiago –Gracias por todo, de verdad –se abrazaron haciendo que un nudo se formara en mi garganta.
-No tienes nada que agradecer, fue un placer conocerte –le sonrió de manera paternal –espero verte pronto por aquí.
-Espero lo mismo –sonrió de igual manera, para luego pararse frente a Maribel –Lamento tener que conocerla en estas circunstancias, soy Quinn, hermana de Brittany –estiro su mano.