Cuando somos adolescentes nos dicen que es la etapa de cuestionarnos, de cometer errores, de actuar y después pensar. ¿Qué pasa si tienes 24 años, ya has vivido tu adolescencia y descubres que aún te quedan cosas por cuestionar, por cambiar? De rep...
Me encuentro frente a mi espejo de pie, ubicado en mi habitación. Ya es viernes, y tengo toda mi ropa regada por la cama, batallando en qué puedo ponerme para una escapada en un Yate. Estoy frustrada, tengo calor, son las 14 y a las 16 pasa por mi Victoria. Nada me gusta, nade me sienta bien.
No tengo a quién consultar, mis amigos están en su horario laboral y Lola a quién confío en términos de moda, se encuentra de safari en África. Suspiro, y la idea de cancelarle pasa por mi mente, pero me digo a mi misma qué no puedo ser tan superficial de cancelar porque no encuentro qué ponerme, sería tonto.
Llamo a Marcos, esperando que pueda llegar a saber de alguna tienda de Bikinis cerca, que me pueda sacar de mi apuro.
-Nena- Me responde del otro lado de la línea
-Necesito ayuda, es una emergencia de moda- Le digo frustrada
-Te vas con Victoria al Yate y no sabes que ponerte? - Adivina mi inconveniente.
-Siii- Le digo lloriqueando
-Ya solucioné el problema entonces- Me dice tranquilo
-Cómo?-
-Me acaba de enviar una marca Colombiana de trajes de baño, un montón de opciones para que uses, no hemos firmado con Victoria's Secret aún, pensaba dártelos para que hagas algo de contenido, aunque no lo hagas en el Yate, podes usarlos-
-Y son lindos?- Le pregunto curiosa
-Son tu estilo- Me responde. -Subí a buscarlos y ves-
-Te amo- Le digo adorando este momento resolutivo
-Yo también, ya comiste?- Me pregunta preocupado
-Sí- Le contesto abriéndome camino hacia su piso
-Bueno, lleva agua y bloqueador porfa- Me habla en modo padre, y sonrío por su cuidado.
Una vez lista, el mensaje de Victoria indicando que baje aparece en la pantalla de mi teléfono.
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Llevaba una t-shirt holgada encima, para no quedar tan expuesta en el camino, el bloqueador ya puesto y algunas cosas esenciales en mi bolso, como una botella de agua, aceite bronceador y mis llaves.
Bajé y la encontré recostada en su auto, esta vez con su mirada atenta al frente, mientras caminaba hacia ella examinaba su outfit, sencilla y con una vincha adorable, y su bikini debajo.
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