Capítulo 14

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La noche avanzaba lentamente, su oscuridad era rota únicamente por la débil luz de las estrellas que se filtraba a través de los altos pinos que rodeaban el establo. Jiang Cheng caminaba rápidamente, sintiendo la tensión en sus hombros, como si el peso de sus emociones no le permitiera moverse con la soltura que deseaba. No podía sacarse de la cabeza la mirada dolida de Lan Xichen, esa mezcla de celos y resentimiento que había visto en sus ojos por primera vez. Era extraño y perturbador ver a alguien tan sereno y equilibrado, tan lleno de una ira contenida y dolorosa.

Jiang Wanyin, tras abandonar el salón, caminaba rápidamente por los pasillos, buscando al Lan. No podía permitir que la situación terminara así, no después de todo lo que había ocurrido. El silencio en los pasillos contrastaba con el caos que se desataba en su propio corazón. Mientras avanzaba con paso decidido, su mente era un torbellino de emociones: confusión, enojo, y algo más profundo que no quería admitir, pero que sabía debía enfrentar. Y el rostro furioso y adolorido de Lan Xichen estaba grabado en su mente, cada palabra amarga aún resonaba en sus oídos.

Finalmente, tras recorrer el vasto y silencioso complejo, lo encontró. Lan Xichen estaba en los establos, forcejeando con las correas de un caballo. El líder de la secta Lan, normalmente tan sereno y compuesto, ahora era una figura que irradiaba un aura de frustración y enojo. Sus manos, siempre firmes y precisas, temblaban mientras luchaba por sujetar las correas. Jiang Cheng lo observó en silencio por un momento, notando la tensión en sus hombros y la rigidez en su postura. La luna bañaba su figura en una luz pálida, resaltando su postura rígida, y a pesar de su evidente frustración, su elegancia natural permanecía intacta, pero Jiang Cheng podía ver claramente la batalla interna que se libraba en su interior.

La furia y el dolor que Jiang Cheng había visto antes en sus ojos seguían allí, ardiendo con una intensidad que casi podía sentirse en el aire. Lan Xichen estaba tan concentrado en su tarea, tan atrapado en su propia tormenta interna, que no se dio cuenta de que no estaba solo.

Jiang Cheng se acercó, sus pasos resonando suavemente sobre el suelo de piedra. Al ver lo que estaba haciendo el Lan, no pudo evitar estirarse para ayudarlo a sujetar las correas, sus dedos rozando brevemente los del líder Lan.

—Déjame solo —gruñó Lan Xichen, su voz cortante, como si quisiera mantener a Jiang Cheng a raya, como si quisiera evitar cualquier muestra de debilidad. Su voz era tensa y cargada de emociones, sin levantar la vista. Era una orden, pero también una súplica disfrazada. Había una dureza en sus palabras que Jiang Cheng no recordaba haber escuchado antes, y por un breve momento, consideró retroceder. Pero algo más fuerte lo mantuvo en su lugar, esa misma determinación que lo había impulsado a seguirlo hasta aquí.

Pero Jiang Cheng no se dejó amedrentar. Sabía que Lan Xichen estaba herido, que sus palabras nacían del dolor y la confusión. Con una calma que él mismo no sabía que tenía, respondió.

—Eso no va a ser posible —dijo Jiang Cheng, su tono firme pero no agresivo, una mezcla de autoridad y preocupación—. No puedo dejarte solo así, no en este estado.

La respuesta fue un chispazo de ira en los ojos de Lan Xichen. Se giró hacia él, sus manos apretando las riendas con fuerza, su mandíbula tensándose mientras trataba de mantener la compostura. Pero la furia en su interior era palpable, un volcán a punto de estallar. Con las manos aún temblorosas sobre las correas, se giró bruscamente para enfrentarlo. Su mirada, habitualmente tranquila y compuesta, estaba ahora llena de una furia mezclada con dolor. Sus ojos, que siempre habían reflejado serenidad, ahora eran dos océanos oscuros, agitados por una tormenta que Jiang Cheng nunca había visto antes.

—¿Y si no hubiera estado ebrio? —su voz salió cargada de resentimiento y una vulnerabilidad que rara vez mostraba— ¿Me habrías dejado solo entonces para irte con ese cultivador? ¿Es eso lo que querías, Jiang Cheng? ¿Buscar consuelo en otros mientras me abandonas?

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