Dama de Honor | Kivi

Epílogo

¿Conocéis la expresión "fueron felices y comieron perdices"? Seguro que sí. Los cuentos de hadas siempre tenían esa frase en su conclusión, es algo con lo que llevamos soñando desde pequeños sin llegar a conocer su significado. Bueno, el origen de esta icónica oración viene de la costumbre de la caza de perdices, que se consideraba un deporte noble. Se realizaba a menudo en la época medieval. Era un símbolo de riqueza y estatus.

Pero, desde que mi madre me leía los cuentos del señor Disney antes de dormir, he preferido la versión en inglés. "They lived happily ever after", lo que en español estaría traducido como "y vivieron felices para siempre". Sin riquezas tan banales como el oro, sin clases sociales efímeras que se adquieren con el mero hecho de nacer. Esa frase me aseguraba que la verdadera felicidad residía en la simpleza de estar con la persona que amas, sin importar nada más. Y nuestras protagonistas fueron quienes me lo demostraron.

- Vio, tranquila. Todo saldrá bien- Asegura la más pequeña de los Hódar

- Ay, Tana. ¿Y si me caigo de camino al altar? ¿Y si me trabo al hablar?- Violeta anda de aquí para allá, enfundada en un vestido blanco y sedoso, que abraza su figura mas no la comprime en un corset incómodo. Su vestido de novia era tan libre como ella

- Violeta, eso no va a pasar- Contesta su hermana en una carcajada leve, enternecida por los nervios incipientes de la periodista

- ¿Pero y si pasa? Tana, todo tiene que ser perfecto- Cayetana se acerca a ella para poner ambas manos sobre sus hombros firmemente

- Violeta Isabel Hódar Feixas, como tu dama de honor número 1, te pido que respires y que te calmes. Yo ya tengo que irme. En 10 minutos, papá va a venir a buscarte para llevarte al altar y necesito que estés bien. ¿Podrás hacer eso por mí?- La protagonista del día se limita a asentir, por lo que su hermana pequeña le dedica una sonrisa tranquilizadora, la abraza susurrándole un deseo de buena suerte, y la deja sola en la cabaña número 15 del complejo menorquín que tanto le había brindado.

La pelirroja se mira en el espejo y suelta todo el aire retenido que tenía en sus pulmones. Se repite una y otra vez que no tiene porqué tener miedo, la mujer que la espera en el altar es la misma a la que le confesó su amor 3 años atrás. Violeta sabe que todo irá bien solo porque Chiara estará al otro lado.

Por otra parte, en la cabaña número 23 se vive una situación muy parecida.

- Rus, ¿estoy guapa?- Pregunta la ojiverde alisándose el vestido por enésima vez con las manos

- Kika, por dios, sí, estás genial- Responde la ucraniana, harta de los nervios de su amiga

- Me voy a casar con el amor de mi vida, necesito estar perfecta- Contesta la británica con la voz temblorosa, a lo que su hermana responde levantándose de su asiento y acercándose a nuestra pelinegra favorita

- Kiki, tranquila. Todo va a ir bien porque vas a casarte con Vio, eso ya hace que todo vaya a ser perfecto- La mediana de los Oliver asiente tratando de atesorar esas palabras a buen recaudo. Unos toques en la puerta sorprenden a la novia y a sus damas de honor

- Kiki, cariño. Es la hora- Avisa el patriarca de la familia con una sonrisa desbordante y los ojos cristalinos. Al oír eso, Jasmine y Ruslana cogen sus pequeños ramos y le dedican unas últimas palabras de cariño a la cantante

- Everything is gonna be fine- La pequeña Oliver repite las mismas palabras que le dedicó a su hermana años atrás, justo antes de que Chiara se reencontrara con su futura mujer

- Nos vemos al otro lado- La mejor amiga de la novia le guiña el ojo de forma pícara y ambas terminan por abandonar la cabaña para ir hacia el altar

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