Capítulo 9| Las Balas

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Chiara Oliver

Cerré los ojos y me acosté sobre la hamaca al ver que Violeta se alejaba con el móvil en su oreja. Los rayos del sol impactan sobre mi piel sin reparo, puedo sentir como poco a poco mi piel se calienta en sobremanera. Y la voz que escucho justo a mi lado al pasar unos minutos no ayuda a regular mi temperatura corporal. 

- Ya estoy aquí- Anunció mientras imitaba mi postura sobre la tumbona

- ¿Qué tal Susi?- Pregunté con curiosidad, girando mi cara en su dirección y tapando mis ojos del sol para que no me estrobase a la hora de apreciar cada detalle que conforma su rostro

- Bueno, estos días su estado de ánimo está siendo un poco como una montaña rusa, nunca sé por dónde me va a salir. A veces, está atacada de los nervios por algún detalle de la boda que no ha supervisado. Otros días, está nostálgica y melancólica porque su primogénita va a pasar por el altar. Y hay llamadas en las que simplemente me cuenta cómo le ha ido el día y la comida que hizo para el almuerzo- Suelto una carcajada al oír la descripción de su madre

- ¿Y qué Susana ha llamado hoy? ¿La histérica, la emocional o la cotidiana?

- La cotilla- Frunzo el ceño al no entender de lo que está hablando- Me ha llamado para preguntarme cómo nos va

- ¡Ah! Entonces le habrás dicho que ni en las películas malas de Hollywood se ha visto a una mejor dama de honor- Respondí con chulería

- Sí, fue exactamente, palabra por palabra, lo que le dije- Contestó ella asintiendo lentamente con sarcasmo

- Muy bien, nunca se le miente a una madre

- ¿Y me lo dices tú?- Preguntó con incredulidad

- ¿Perdona? Yo a mi madre se lo cuento todo

- Ahora no lo sé, pero en el instituto me sé de alguien que me pedía que la cubriera si su madre preguntaba si había faltado a clase porque se había quedado dormida por haber estado componiendo hasta las tantas de la madrugada- Ante aquel recordatorio, abrí la boca enormemente y me incorporé en el sitio

- Bullshit! ¡Burdas mentiras! Eso pasó dos o tres veces contadas

- ¿Contadas por quien? ¿Por un disléxico? Venga, Kiki, que le decías a Emma que estábamos en mi casa viendo pelis cuando nos íbamos de fiesta- Dijo bajando el mentón y alzando la ceja izquierda

- Bueno, vale. Es posible que la Kiki adolescente fuera un poco liar, pero la Chiara de ahora no le miente a su madre. De hecho, le hablé de tu invitación

- ¿Y qué te dijo?- El tono vacilón desapareció para dar paso a la intranquilidad

- Se puso en plan Yoda. "Do whatever your hearts says, my little princess"- Cité las palabras textuales de mi madre imitando la característica voz del personaje verde de Star Wars. Violeta empezó a reír fuertemente y yo no tuve más remedio que acompañarla en ello. Hasta que las risas cesaron.

- ¿Cómo están, por cierto?

- ¿Mis padres?

- Tu familia en general

- Mis padres están genial, ahora que ya no tienen a ningún retoño dando guerra en casa- Otra carcajada por su parte amenizó la conversación- Alex ahora vive en Córdoba, un amigo suyo abrió un taller y le ofreció ser su socio

- ¡Eso suena genial! Me alegro por él- Confesó con una sonrisa triste. Soy muy consciente de que mi hermanito mayor ha sido el protagonista de infinitas conversaciones entre las primas Hódar

- Allí está muy feliz haciendo lo que le gusta. Y Jasmine se graduó de la universidad

- ¡¿Qué?! ¿En serio?- La sonrisa se agrandó en su rostro

Dama de Honor | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora