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HAEL

Querido hijo.

Puede que esta manera de involucrarte en la misión me haga parecer la loca que tu padre hizo creer a los demás.

Deseo contarte la verdad desde siempre. Tu hermano no esta muerto. El rey se deshizo de él porqué creía que no era apto para ser príncipe, y menos para ser el heredero al trono. Lo envió como regalo de paz a Kamara.

Te escribo lo más rápido que puedo, antes de que tu padre vuelva de una de sus reuniones.

Siempre que te sientas mal por traicionar lo recuerda que él no es el honorable rey que todos creen. Recuerda que el no es más que un mentiroso. Y sobre todo, nunca te olvides de lo que te hizo.

Ten mucho cuidado.

Mamá.

Al acabar de leer la carta mis manos temblaban. Lo leí una y otra vez para asegurarme de que no me estaba equivocando.

Kamara era el reino rival. Su inmenso odio hacía nosotros creció cuando Blai Edevane rompió la maldición de nuestro reino y no los ayudo con el de su territorio.

Nuestra maldición consistía en que cada año teníamos que sacrificar a los bebes nacidos el uno de septiembre. Nacían con ojos completamente negros, y sus venas eran grises. Esos niños eran los nada. Eran mitad demonio mitad humano. Lo curioso era que los dos padres eran humanos. Al crecer todos ellos se podían convertir en cuervos y hablar con los muertos, además de que cada uno tenía un don especial. Estos se salían de control cuando tenían hambre, se comían cualquier cosa que tuvieran delante fuera una persona o una piedra.

En kamara los niños nacidos el uno de septiembre tenían dientes largos y afilados, en vez de manos tenían garras. Su lengua estaba dividida y era larga como la de una serpiente. Su maldición sigue en pie, por lo tanto, se siguen reproduciendo. Estas criaturas son llamadas los águila, aún que se parecen más a las arpías que a las águilas.

Si mi hermano estaba realmente en Kamara, vivo y no muerto, entonces valía la pena arriesgarme al enfado de mi padre. Si lo podía encontrar tendría a mi hermano mayor de vuelta, y también podía volver al cargo para el que nací, ser su general de guerra.

Pero por más que me lo intentaba imaginar no podía. Me aparecían las imágenes de cuando moría. Su cuerpo dividido en dos. Sus ojos sin vida.

Si Everett estaba vivo lo encontraría.

Buscando al herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora