𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏

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Victoria bebió un sorbo de su taza de café.

Desayunar sola, era algo habitual desde que James había fallecido.

Estaba perdida en sus pensamientos, reflexionando sobre el rumbo que tomaría su vida ahora que Alice había vuelto a la casa.

Con un suspiro tomó un sorbo de café y movió la taza de un lado para otro, distraída.

Su reflejo en el espejo que daba justo en frente de la mesa del comedor le mostró a una mujer de 40 años, con la piel blanca como porcelana, cabello pelirrojo, hasta un poco más abajo de los hombros y ojos verdes.

Sus labios pintados de un color coral, que cuando sonreía sacaba a la luz sus dientes perfectos.

Pero mientras tomaba su café, sus pensamientos no estaban puestos en su apariencia.

Sino que en su vida en esa casa hasta el momento, en como había vivido sus mejores años allí. En sus hermosas flores y árboles con frutos que se había decidido a cuidar.

Victoria adoraba sus plantas y flores, desde que vivía en esa casa, lo primero al tener el visto bueno de su esposo fue llenar el gran jardín de plantas de todo tipo.

Amaba las orquideas, rosas y gardenias, los cerezos, manzanos y naranjos. Las plantas eran su salida de cada agobió, su descanso.

Victoria era una mujer de arte, desde que era joven hacia de todo, bailar, esculpir, pintar he incluso cantar. Siempre supo que el arte era su camino Pero su madre no pensaba igual, comentarios como "Si deseas ser nadie tu elección es la correcta".

La familia de Victoria era bastante pequeña, era hija única y su padre habia muerto cuando ella cumplió 12. Su madre y su padre habían sido unos doctores de renombre, lo que los había vuelto inmensamente ricos.
Sin embargo, Victoria optó por el arte.

El sonido de pasos perturbó sus pensamientos.

Levantó la cabeza y así pudo ver como una chica alta de cabello negro y piel canela, entraba por la puerta.

-Señora Dubois-dijo Alice a modo de saludo y se encaminó para tomar una taza.

Victoria seguía cada uno de los movimientos que hacía la pelinegra, con sumo detalle.

Alice Beaumont tenía 28 años. Poseía unos ojos Cafes profundos y rasgos bellísimos, tan felinos como los de un gato.

Llevaba puesto unos jeans negros y una camisa blanca ajustada, que dejaba ver su buena figura.

Mirandola detenidamente, Victoria no pudo no pensar que aquella mujer era atractiva.

Alice tenía un estilo casual Pero elegante que siempre le había gustado y aunque si era una persona de una personalidad y carácter complejo, Victoria no podía negar que era muy hermosa.

Las dos se miraron, Alice con su taza de café recién servida y Victoria sentada frente a ella.

-¿Es muy raro si aún a estás alturas la llamo señora? -Dijo Alice mientras tomaba un sorbo de su taza.

Victoria conocía muy bien ese tono, desde que se había casado con su padre, Alice no le tenía verdadera estima.

-¿Realmente dejaría de hacerlo si le dijera que ya no es necesario que me llame así?

-¿Si le digo mamá la haría más feliz?... mami -habló Alice, tranquilamente, y sonrió al ver como Victoria se irritaba -me gusta mami, después de todo lo es ¿no?- continuó, mientras la miraba directamente a los ojos.

-Creo que mamá o mami no tiene sentido

-Ou Pero mami, eso me rompe el corazón, yo trato de tener una linda relación y usted solo me rechaza- Alice hizo un puchero de burla.

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