(𝐔𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐜𝐞𝐧𝐝𝐢𝐨)
Victoria estaba sentada en la cama, con la espalda apoyada en el respaldo, leyendo Muerte en el Nilo de Agatha Christie.
La morena estaba en el baño, terminando de vestirse para ir a acostarse al lado de su mujer.
Cuando Alice entró en la habitación, Victoria levantó la vista y no consiguió controlar la risa al ver lo que su morena tenía puesto.
Alice llevaba una camisa ancha, azul, con la imagen de Stitch y unos shorts largos.
Para completar la vestimenta, la morena también llevaba unos calcetines largos de franjas de colores.
—Cariño, ¿siempre vas a venir a la cama vestida de esa manera?— preguntó la pelirroja, mientras sonreía.
—¿Que tiene de malo mi pijama? Tus conjuntos de seda tampoco son muy atractivos que digamos— rebatió, arqueando una ceja y entrando bajo las sábanas.
—Por lo menos estoy vestida como una adulta, mientras que tú pareces una niña de 12 años— dijo, depositando un tierno beso en los labios de su amada.
—¿Sabes de lo que me estaba acordando?— preguntó la morena, cambiando de tema—De esa vez que jugamos todos, a adivinar frases de películas— concluyó con una sonrisa.
—Eso fue hace mucho, ¿Cuántos años tenías, 14?— pregunto aún mirando su libro.
—Si más o menos creó. Pero adoré ese juego de referencias a frases de personajes de cine y me encantaría jugar de nuevo— dijo, rozando su nariz en la mejilla de Victoria.
—Hmm, me parece bien.—dijo la pelirroja dejando su libro en la mesita de noche.
—pero está vez hagámoslo diferente, ¿te parece?—la pelinegra dijo mientras se acomodaba mejor en la cama.
—¿Cómo?
—Cada una escoge hasta cinco frases de personajes y las dice para que la otra las adivine. Al final quien haya acertado más, podrá hacer con el cuerpo de la perdedora lo que quiera en la noche de bodas— terminó, riendo de forma maliciosa.
Victoria abrió los ojos.
—¿Apenas somos novias, y ya piensas en casarnos?, vaya que eres rápida.
—Te estoy lanzando una indirecta. Es para que te prepares cuando te lo pida, pues no veo la hora de ser tu mujer y que seas la mía, en todos los sentidos—
Victoria se conmovió. Había soñado tanto con que se pertenecieran la una a la otra.
—Está bien, señorita. Entonces esperaré esa pedida de matrimonio.
—Y yo te daré un gran anillo para que todos sepan que Victoria Dubois pertenece a Alice Beaumont— dijo y besó el dedo anular de su futura esposa.
Victoria colocó sus manos en el rostro de la morena, la atrajo hacia ella y la besó suavemente.
Después, descendió mordisqueando y chupando el cuello de su amada, que suspiraba de placer ante esas caricias.
La pelirroja aprovechó para clavar los dientes en la yugular de Alice, que soltó un sonoro grito a causa del dolor, mirando asustada a su mujer.
—¡Listo! Ahora todas sabrán que eres mi— dijo la pelirroja sonriendo, mientras que la morena se masajeaba la zona adolorida.
—¡Bestia!— dijo, de forma divertida.
—¿Ahora sí empezamos a jugar o nos vamos a dormir?— la pelirroja empezó —"Abrochece los cinturones. Está va a ser una noche movidita"
—Uuu, Eva al desnudo— respondió Alice, emocionada —"Francamente querida, me importa un bledo"—prosiguió con el juego
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Paradoja
RomanceAlice la hija de su difunto marido llega a vivir con ella a la casa, luego de extrañas y directas confecciones ambas deciden dar un paso más allá.