—¿Se puede saber dónde y con quién estabas?
Reconocería esa voz en cualquier parte del mundo. Su hijastra Alice.
Lo primero que vio Victoria fueron las botas de Alice. Lo segundo, los vaqueros azul marino que la pelinegra llevaba, que parecían haber sido cosidos a sus piernas.
Lo siguiente, las manos apoyadas en sus caderas sobre una polera ajustada blanca que se amoldaba completamente a los definidos músculos de su abdomen y a sus exuberantes pechos.
¡¿Enserio dios?! Pensó, mientras admiraba a la morena frente a ella. Tenías que aparecer así justo ahora.
Finalmente, sus miradas se encontraron, y tanto los marrones como los verdes parecían soltar chispas, tal era la furia, mezclada con deseo, que las dos mujeres intentaban, en vano, controlarse.
—¡Estoy esperando una explicación Victoria! —hablo la pelinegra
—Disculpame Pero vas a tener que seguir esperando por qué yo no le debo explicaciones a nadie— dijo la pelirroja, furiosa con la pregunta de la pelinegra.
¿Quien se creía que era?, como siquiera se atrevía a controlarla o a hablarle de esa manera cuando ella la había utilizado y engañado.
—¿Quieres decir que sales de casa temprano en la mañana, dejas a todo el mundo preocupado. Vuelves ya siendo el otro día y no me daras una explicación? ¡cómo puedo llevar una relación de esta manera Victoria por Dios!— habló Alice, casi gritando.
—¿Relación?, ¡Por lo que a mí me consta, no somos nada más que madrastra e hijastra, si quieres que alguien te de explicaciones! ¡Ve a pedírselas a tu novia, aquella con la que te estabas besando en la mañana debajo del sauce!— contestó con voz firme la pelirroja, ya había perdido completamente la paciencia ante la actitud de la morena.
—¿No me digas que todo esto es por celos?, ¿Es por eso que decidiste huir de casa?— preguntó la pelinegra con una sonrisa cínica.
—¡No seas ridícula, a mí no me puede importar menos con quién te acuestas o te dejas de acostar!— mintió descaradamente— lo que si te voy a pedir es que no arruines mi hermoso jardín con tus demostraciónes sexuales asquerosas.
—No recuerdo que encontraras asquerosa mi forma de tener sexo cuando estaba entre tus piernas— mientras hablaba se iba acercando más a la pelirroja.
—¡prácticamente lo hicimos en un momento en el que estaba vulnerable así que no cuenta!— dijo la pelirroja enfurecida.
—¡Cómo te atreves a decir que el mejor sexo de tu vida "no cuenta"!— rebatió la pelinegra con rabia.
Victoria tragó en seco. No quería discutir más.
—Estoy harta de esta discusión absurda. Así que, por favor déjame pasar. Ha sido un día cansado— fue lo que consiguió decir, estaba realmente enojada.
—Ah No eso sí que no, no te vas a ir de aquí, hasta que no me digas dónde estuviste, lo que pasó con tu Mercedes y quién estaba conduciendo aquel auto que te trajo— habló aún más molesta.
Victoria estaba teniendo sentimientos cruzados, por una parte estaba odiando que alguien que tenía pareja y que la había utilizado estuviera exigiendo explicaciones y por otro lado, no podía exitarle más ver a Alice tan posesiva y celosa en frente de ella.
—Nunca le di explicaciones a nadie, ni siquiera a James y no voy a empezar a hacerlo ahora contigo.
Alice invadió lo poco que le quedaba de espacio personal a la pelirroja y habló entre dientes.
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Paradoja
عاطفيةAlice la hija de su difunto marido llega a vivir con ella a la casa, luego de extrañas y directas confecciones ambas deciden dar un paso más allá.