𝟏𝟔 𝑨𝒏̃𝒐𝒔 𝑨𝒕𝒓𝒂́𝒔:
Victoria miraba la magnífica alianza de diamantes que adornaba su dedo anular. era ciertamente hermosa.
James le dio ese anillo, después de que ella había, finalmente, aceptado casarse con él.
La pelirroja solo podía mirar la alianza con ojos tristes, pensando en los motivos por los que estaba aceptando está unión.
¡No lo amaba!, James era un hombre increíble era inteligente, bueno, caballeroso...En fin, tenía muchas cualidades, pero la pelirroja no lo amaba, no sentía nada más que un aprecio o un cariño que fácilmente podría ser confundido como algo fraternal.
Había intentado con todas sus fuerzas poder sentir algo romántico por James Pero sin importar que hiciera, Victoria no podía sentir esas mariposas.
Podría ser todo más fácil si le hubiera dicho a su madre que no iba a hacer algo como casarse solo para darle en el gusto, Pero Victoria no era capaz de decir nada ante eso.
Por suerte James no era un mal partido. Y los pensamientos de "el amor se dará con el tiempo, no tengo de que preocuparme" eran constantes.
Pero también le preocupaba que no sabía casi nada de la vida de James, solo que era empresario, tenía una extremadamente buena situación económica, había perdido a su esposa hace ya un año y que tenía una hija, de 12 años llamada Alice.
Aunque eso parecía ser suficiente, para ella no lo era. Nunca había visto a su hija ni en fotos y se conocían hace poco, por qué 3 meses no es precisamente una eternidad.
Él tampoco le hacía muchas preguntas, de todas maneras su madre tal vez ya le había contado todo lo que necesitaba saber. La primera vez que se vieron fue en un restaurante en Marsella.
Todavía estaba perdida en sus pensamientos cuando su novio volvió a la mesa.
-Victoria querida, ¿En qué pensabas? -dijo sentándose a su lado.
-No es nada, solo en el hecho de que, nos conocemos bastante poco.-repondio la pelirroja.
-Pues la verdad... tienes razón, no lo había pensado- paró de hablar y añadio -Luego del matrimonio tendremos la vida entera para conocernos mejor. Sé que no estás enamorada, pero dame una oportunidad para hacerte feliz.
Victoria se quedó pensativa, la verdad no tenía otra opción, su madre no le iba a facilitar el dinero para sus estudios si no se casaba. No iba a mentir estar casandose por esa razón la hacía sentir horrible.
La relación con su madre no era para nada sana y sabía que luego de terminar sus estudios ya no iba a querer nada con ella.
Pensó en que finalmente iba a realizar el sueño de su madre. Era novia de un millonario y elegido por ella.
Miro a James y vio que él la estaba observando fijamente, esperando a que ella dijese algo.
-Si, claro- fue lo único que consiguió decir y vio la tristeza en la mirada del hombre.
-Bien, ¿quieres seguir aquí? Podemos tomar algo o podemos ir a ver alguna exposición de arte- sugirió él.
-Podemos continuar aquí. Me gustaría una copa de vino-dijo
James llamó al mesero y pidió una botella de vino italiano.
-Me gustaría saber más de ti.- pidió la pelirroja
-¿Qué quieres saber?- preguntó él
-De tu hija por ejemplo.
-Mi Alice, es una niña encantadora. le gusta mucho leer y las matemáticas, supongo que eso lo sacó de mi. De mi difunta esposa saco su impresionante belleza y gracias a dios por qué yo no soy muy guapo.-dijo con un tono de humor que los hizo reír a ambos.
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Paradoja
RomantizmAlice la hija de su difunto marido llega a vivir con ella a la casa, luego de extrañas y directas confecciones ambas deciden dar un paso más allá.