Chismes

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Capítulo 28: Chismes

Entre nubes oscuras que se cernían sobre sus cabezas y olas fuertes que se estrellaban contra la orilla, la esbelta figura de Rhaegar trepó a un cocotero. Su mirada se dirigía ansiosamente hacia el agua que subía por debajo.

Unos zarcillos fríos se enredaron en sus tobillos y subieron poco a poco hasta envolverle las pantorrillas. Aunque el pánico se apoderó de él, sus intentos de pedir ayuda fueron sofocados, su voz silenciada por una fuerza invisible.

Un estruendo ensordecedor rompió el silencio incómodo cuando un relámpago rasgó el cielo e iluminó la oscuridad con su destello cegador. Una lluvia torrencial comenzó a caer en cascada, empapando a Rhaegar hasta los huesos.

—¿Dónde... dónde estoy? —murmuró, desorientado por el repentino diluvio.

Un siseo bajo y siniestro resonó en el aire, mezclándose con el rugido de un trueno. Los ojos de Rhaegar se abrieron de par en par, asombrado, cuando una criatura colosal emergió de las densas nubes, con sus enormes alas batiendo rítmicamente mientras se elevaba en la distancia.

Esforzándose por echar un vistazo a la criatura en medio del aguacero, Rhaegar solo se encontró con el incesante golpeteo de la lluvia contra su piel, su cadencia rítmica llenando el aire con una sensación de aprensión.

Mientras el agua de lluvia caía por sus mejillas, Rhaegar instintivamente levantó una mano para secársela.

Cuando abrió los ojos una vez más, el gigante estaba volando en círculos, con su enorme envergadura proyectando una sombra sobre la isla de abajo.

—¡Ah...! ¡Aléjate! —gritó Rhaegar aterrorizado, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras la criatura se acercaba y su siniestra silueta se cernía sobre ellos.

En un abrir y cerrar de ojos, la oscuridad lo consumió y se despertó sobresaltado, arrojado violentamente de su cama.

—¡¿Qué demonios está pasando?! —exclamó Rhaegar, respirando entrecortadamente mientras examinaba su entorno, con sus sentidos en alerta máxima.

La vista familiar de su habitación lo saludó y se hundió nuevamente en la cama, limpiándose el sudor frío de la frente con una mano temblorosa.

—Maldita sea, otra pesadilla —murmuró, con la voz temblorosa de miedo—. Y es la misma de antes, acosándome como un espectro implacable.

Parecía que estas pesadillas recurrentes se habían arraigado en su subconsciente, atormentándolo con sus vívidas imágenes y temas inquietantes.

Rhaegar suspiró profundamente, su mente todavía dando vueltas por la terrible experiencia. "Tal vez sean solo producto de mi imaginación, pero se sienten muy reales".

Ayer se sumergió en las páginas de antiguos tomos y los estudió hasta altas horas de la madrugada. Desde entonces, el talento del soñador había consumido sus pensamientos.

Era un fenómeno peculiar, pero tal vez una bendición disfrazada. Cada pesadilla sucesiva parecía revelar una nueva capa de comprensión.

"Anything out of the ordinary tends to stir up trouble," Rhaegar mused, frustration evident in his voice as he ran a hand through his tousled hair. "These recurring dreams hold some sort of prophetic significance, that much is clear."

His brow furrowed in deep concentration as he pondered the implications of his nocturnal visions.

...

After finishing his meal, the servant brought the usual fare of bread, milk, and fried eggs.

"Shall we attend the tournament today, Prince?"

Juego de Tronos: Soy el heredero por un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora