Juego de Tronos: Soy el heredero por un día

Encontrando al verdadero culpable

Capítulo 99: Encontrando al verdadero culpable

—¿Por qué tenía miedo o se sentía culpable? —Rhaegar pensaba rápido mientras consideraba el comportamiento nervioso de Alicent.

¿Podría ser que ella estuviera preocupada por él? Rhaegar lo dudaba. Conociendo a Alicent como lo conocía, ella hubiera preferido que nunca regresara.

Aegon tendría un hermano menos con el que competir, lo que haría más claro su camino hacia la herencia.

Cuando se colocaron platos de buena comida en la mesa y comenzó el banquete, Rhaegar eligió mecánicamente su comida favorita, considerándola insípida.

Al notar su distracción, Rhaenyra le dio un codazo y le preguntó: "¿Qué tienes en mente?"

Rhaegar frunció el ceño, se levantó bruscamente de su asiento y gritó: "¡Padre!".

Viserys levantó la vista, perplejo. —¿Qué pasa, Rhaegar?

La expresión de Rhaegar se volvió seria cuando preguntó: "Padre, ¿por qué se pone ansioso el corazón de un hombre?"

Viserys levantó la vista y dejó los cubiertos. "Un criminal puede estar ansioso cuando intenta evitar que lo atrapen y aún más ansioso cuando está siendo juzgado".

—Entendido —asintió Rhaegar, cambiando de tono—. La noche que me fui, dos dragones me atacaron porque alguien le dio a Caníbal un huevo de dragón puesto por Ala de Plata.

—Entonces, ¿quién hizo esto? O mejor dicho, ¿quién lo ordenó? —preguntó.

La alegría de la reunión familiar no pudo eclipsar la determinación de Rhaegar de llegar al fondo de las cosas.

Él era consciente de los peligros que acechaban en las sombras, y esta vez, a su regreso, estaba decidido a exponer al cerebro detrás de escena y hacerlo rendir cuentas.

Mientras Rhaegar hablaba, la sala quedó en silencio.

Rhaenyra observó a su hermano con una mezcla de asombro y preocupación. Se había estado preguntando por qué los dos dragones habían elegido a Caníbal como blanco, pero sus preocupaciones por la seguridad de Rhaegar la habían hecho concentrarse en eso en lugar de pensar más profundamente en ello.

Ahora, cuando Rhaegar lo sacó a la luz, se dio cuenta de que alguien estaba conspirando contra él.

La expresión de Viserys se ensombreció mientras hablaba, su voz ronca. "Desde tu desaparición, he estado investigando. Los guardias involucrados en la alimentación de los huevos de dragón fueron encontrados muertos en la playa".

Hizo una pausa y su mirada fue firme. "No se preocupe, se hará justicia".

El tono de Rhaegar era sombrío mientras continuaba: "Antes de domar a Caníbal, me atrajeron a Dragonmont. ¿Quién estaba detrás de eso?"

La expresión de Viserys se deformó por la culpa. "Los guardias no sabían nada y el Guardián del Dragón fue trasladado a otro puesto antes de que pudiera llegar al fondo del asunto".

Entonces Rhaegar soltó otra bomba: "Cuando estaba dejando atrás a Vermithor y a Silverwing, fui atacado por un tercer dragón... ¡con llamas escarlatas!".

Viserys se levantó de golpe de su asiento y golpeó con los puños la mesa. —¿Estás seguro de que eran llamas escarlatas? —Su ​​voz era tensa y urgente, y cada palabra transmitía una sensación de urgencia.

"Estoy seguro", dijo Rhaegar asintiendo firmemente.

Los ojos de Viserys ardían de furia y apretaba los dientes con rabia. —¡Daemon! ¡Eres una criatura despreciable...!