Amor entre hermanos

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Capítulo 45: Amor entre hermanos

Sus palabras tenían una sutil nota de orgullo que resonó suavemente en el aire.

—Rhaegar, ¿me ayudaste a ocultar mis movimientos durante el incendio?

La mirada de Rhaenyra bajó y una tímida confesión surgió cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación.

—¿Quién más que yo, tu pariente, soportaría el peso de tus problemas nocturnos? —El rostro de Rhaegar se volvió severo y su voz exigió atención.

—Silencio ahora, ¿quién se atrevió a revelar mi paradero? —interrumpió Rhaenyra, su mano amortiguando la voz de su hermano mientras buscaba al informante.

Rhaegar esquivó su toque con un movimiento de cabeza y su mirada penetrante. —Ninguna fortaleza es inexpugnable, hermana. ¿Has actuado de forma estúpida solo para acobardarte ante la perspectiva de que te descubran?

"Nunca anticipé esto, solo buscaba un respiro", murmuró, sus palabras teñidas de arrepentimiento.

La pregunta conmovió las tiernas emociones de Rhaenyra, dejándola perdida en sus pensamientos, sus palabras apenas audibles.

—¿Daemon fue… cruel contigo? —preguntó Rhaegar, con evidente preocupación.

—No lo logró. Ser Erryk intervino justo a tiempo —respondió ella, acariciando con la mano el cabello de Rhaegar mientras forzaba una sonrisa.

Los acontecimientos de la noche se desarrollaron de forma inesperada.

Una vez ella había admirado y confiado en Daemon.

Pero descubrir la verdad detrás del asunto la dejó con una persistente sensación de inquietud y reflexión.

La ira de Rhaegar por la imprudente incursión de Rhaenyra en el plan de otro hervía mientras hablaba con aire de indiferencia.

—Sin una intervención oportuna, ¿crees que la historia de que tú y Daemon frecuentaban un burdel se habría extendido por todas partes en la mañana?

"Me escabullí a través de un pasadizo oculto, sin que nadie se diera cuenta..." Los dedos de Rhaenyra se movieron nerviosamente, la tensión anudaba sus músculos.

El tono de Rhaegar se mantuvo firme: "Si nadie lo sabía, ¿quién me lo informó?"

—Daemon, los vigilantes secretos, aquellos que me avisaron... —Rhaegar se quedó en silencio.

—Mientras reflexionas, piensa en las tres facciones que te están observando esta noche. No hay secretos en este asunto —dijo Rhaegar con claridad, lo que la incitó a permanecer en silencio.

Ella no era ingenua; simplemente había depositado demasiada confianza en Daemon.

La repentina revelación de la agenda oculta de su tío la tomó por sorpresa.

Si Rhaegar no hubiera intervenido en secreto esa noche, se estremeció al imaginar las consecuencias. ¿Qué versión retorcida del rumor estaría circulando al amanecer?

"Pido disculpas, estaba estresada y busqué consuelo en una caminata", confesó, su comprensión fue rápida pero pesada.

—Más vale que así sea. Daemon ha codiciado el trono durante mucho tiempo, y a ti te han servido como un bocado gordo —replicó Rhaegar, con su mirada abatida fija en su hermana.

Al verla manipulada como una marioneta, el comportamiento una vez orgulloso de Rhaegar se desmoronó, reemplazado por un profundo sentimiento de humillación.

— ¿Qué clase de mirada es esa? Sigo siendo tu hermana —replicó Rhaenyra, con la voz teñida de orgullo herida.

Erizada por el desprecio reflejado en los ojos de su hermano, Rhaenyra sintió que sus mejillas ardían de vergüenza.

Juego de Tronos: Soy el heredero por un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora