𝟎𝟎𝟖. gente ordinaria

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𝟎𝟎𝟖

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𝟎𝟎𝟖. gente ordinaria
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Lia

Nada más recibí el mensaje de Damon, llegué a la mansión Salvatore lo más rápido que pude. Alaric y Elena también estaban allí.

—¿Qué es más importante que un buen sueño después de mucho tiempo?— inquirí, acercándome a la mesa donde estaban.

—Toma— dijo Alaric, enseñándome unas fotos.

—¿Tengo que adivinar?— pregunté, intrigada.

—Cierto— ironizó Damon. —Estabas demasiado ocupada con tu rubia que te perdiste la expedición hacia las cuevas de los Lockwood— explicó.

—¿Y bien...?— dije, esperando algo.

—Son nombres escritos en rúnico, escritura vikinga— me explicó Ric.

—¿Vikingos?— inquirí observando las fotos.

—Eso no es todo, estos nombres dicen: Niklaus, Rebekah y Elijah— comentó Damon, dejándome atónita. Los originales estaban grabados en las cuevas Lockwood. —Mason Lockwood me dijo que la cueva nos llevaría al arma que mata a Klaus— explicó.

—¿No tiene Mikael un arma para matar a
Klaus?— preguntó Elena.

—Efectivamente, lo que significa que la pared nos llevará a Mikel— correspondió el vampiro. —Al que ya hemos encontrado... y perdido.

—Estas imágenes nos dirán de qué arma se trata, tenemos que descifrarlas— inquirió Ric, observándolas.

—Vale, vale, siento no ser tan supermegaoptimista como vosotros— incidió Damon. —¿Pero, como lo haremos?

—Si la historia es sobre la familia original, ¿por qué no vamos con la fuente?— comenté recordando que Rebekah aún seguía aquí.

—Rebekah— aclaró mi hermana. —No le caigo bien, no me dirá nada— inquirió, todos los ojos
recayeron en mí.

—¿Qué?— cuestioné.

—A ti apenas te conoce— murmuró Damon con una amplia sonrisa. Genial, me tocaría el trabajo sucio.

—De nada— me apresuré a decir. Salí de la mansión y no tardé en llegar al instituto donde la original estaba entrenando en el campo.

La rubia dio varias volteretas antes de elevarse en el aire y caer perfectamente. En cuanto se dio cuenta de mi presencia, se acercó a mí con rapidez.

—Te he visto, eres la hermana de Elena— me comentó, con una pequeña sonrisa a la par que se mantenía seria.

—Lia— le hice saber.

—Un placer, estoy segura— ironizó. —¿Qué estás haciendo aquí? No sé supone que deberías estar con tus amigos.

—Esperaba que pudiéramos hablar.

𝗙𝗢𝗥𝗘𝗩𝗘𝗥&𝗔𝗟𝗪𝗔𝗬𝗦³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora