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𝟎𝟎𝟗. el baile de bienvenida ─────────────
Lia
Estaba mirando la ropa que tenía aún en casa de Caroline. Es verdad que ahora pasaba un poco más por casa, pero, aún no había hablado con Elena y todavía seguía viviendo aquí.
—Odio toda mi ropa— comenté. —No tengo nada que ponerme para el baile— murmuré mientras Caroline estaba tumbada en su cama.
—¿Entonces eres su amiga?— cuestionó, volviendo al problema de Rebekah, ignorando mi comentario de ahora.
Le había contado todo.
—¿Sabes qué? Mejor no voy— sentencié. Mi amiga pegó un brinco de la cama. Exaltada.
—¿¡Qué!?— cuestionó. —Ni de broma. Te mataré si no vas. ¿Sabes qué? Esto me parece una buena excusa para irnos de compras— sonrió.
Se levantó de la cama con rapidez y nos dirigimos hacia el centro comercial. La verdad que Care siempre era una buena asistente y me ayudaba a elegir la mejor ropa.
Estuvimos casi todo el día hay dentro hasta que recibí un mensaje de Damon. Necesitaba verme en la mansión Salvatore.
—¿Qué me he perdido?— pregunté nada más llegar. Stefan y Damon estaban en la sala de estar.
—Tenemos un plan contra Klaus— me hizo saber el segundo mencionado. Yo les miré intrigante.
—Le diremos que lo llenamos de verbena y que encontramos que tenía una daga...— explicó Stefan.
—Que planeaba usar contra Rebekah, pero, para su mala suerte, nosotros fuimos más rápido y la usamos en él— decretó Damon, eufórico.
—¿Y qué pasara cuando Klaus le pida ver el cuerpo de Mikael a Stefan?— inquirí, confusa. —Se supone que Stefan esta hipnotizado por Klaus para hacer lo que le pida.
—Entonces estará muerto— me hizo saber Stefan.
—¿Y que pasa si quiere verle en persona?— volví a cuestionar, intentando cubrir el plan de la mejor manera. Había que pensarlo todo.
—Entonces el plan estará funcionando— comentó Damon. —Es seguro que Klaus quiera ver el cuerpo de Mikael. Así que lo atraeremos hasta aquí y luego lo matará.
—¿Y que piensa Rebekah sobre esto? ¿Está de acuerdo? ¿O hace falta que te recuerde lo que pasó con Elijah?— ironicé.
—Elena se está encargando de eso— mencionó Damon con una sonrisa de medio lado. Yo le miré, confusa.
—¿Qué?— cuestioné y el me señaló las escaleras.
—Dentro de unos minutos tendremos un problema menos— comentó y ahí fue cuando me di cuenta.
