Veinticuatro

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Jungkook

 

Entró en Forbidden Ink y Jeimin levanta la vista y deja de hacer lo que está haciendo al verme. Parezco un desastre.

Paré una vez, unas horas para dormir un poco y luego seguí conduciendo. Ni siquiera había ido a mi apartamento, y he hecho el trayecto de diecisiete horas en quince.

Paso junto a los clientes y entro en la trastienda, donde él me sigue.

—¿Qué ha pasado? —Jeimin pregunta, con esa voz de timbre bajo, los ojos entrecerrados. Dispuesto a cubrirme las espaldas.

Después de trabajar juntos durante años, por ayudarme a sacar la cabeza del culo, nos habíamos hecho íntimos, algunos dirían mejores amigos.

—Tengo que volver —Paso—. Yoongi tiene cáncer. Ha estado pidiendo verme. Ruby quería decírmelo y papá no la dejó —Me giro para mirarle—. ¡Me he comportado como un maldito imbécil! Cada vez que intentaban contarme algo de casa —me froto la cara con una mano—. Me lo callaba, no les hablaba y los alejaba más. Mierda, soy un idiota.

Jeimin me deja despotricar, esperando a que termine. —Yoongi es tu antiguo jefe, ¿verdad? —Se sienta más recto—. ¿Es malo?

—No conozco todos los detalles. Yoongi me dio una oportunidad que la ciudad no me daría. Lo respeto muchísimo, y si pregunta por mí… — Trago saliva, incapaz de decir adónde va mi mente.

—¡No vayas por ahí! —Jeimin me suelta—. Si fuera tan grave, Ruby lo habría dicho, ¿no?

—Supongo —respondo, sorprendido por su reacción. Jeimin nunca levanta la voz. Es la personificación de la calma y la serenidad.

—¿Estás bien?

—Sí, sí, estoy bien.

Él agita su mano alrededor. —Jungkook, no eres el mismo tipo. Date un respiro. Has superado tu mierda.

Asiento con la cabeza. Siempre había sido sarcástico, pero ya no apartaba a todo el mundo.

—¿Cuándo te vas? —pregunta.

—Lo antes posible. Tendremos que cubrirnos durante unas semanas. Arreglar lo de mis clientes y mi apartamento. Reservar los billetes. Será más fácil volar y conseguir un alquiler.

—No vas a hacer nada tan tarde. Vete a casa y duerme un poco. Pareces muerto de cansancio —Jeimin se acerca y me aprieta el hombro, dándome la tranquilidad que no sabía que necesitaba.

Me paso una mano por la cara y asiento, sabiendo que hoy no serviría para nada.

—Gracias, amigo.

Salto al oír los golpes en mi puerta y gimo. Ni siquiera llegué a acostarme, solo caí en el sofá y mis ojos se cerraron antes de que mi cabeza golpeara la almohada.

—¡Ya voy! —grito mientras continúan los golpes. Abro la puerta de un tirón y veo a Jeimin, Caine y Ajax.

El olor a queso y hierbas llena mis fosas nasales. Normalmente, me alegro de verlos a todos. Nos reuníamos en mi apartamento varias veces a la semana, pero esta noche no.

—Y yo que pensaba que te caíamos bien —Caine sonríe, pasando con tres grandes cajas en las manos. Caine me recuerda a mí, por la forma en que estudia a todo el mundo con los ojos entrecerrados.

Ajax me agarra del hombro. —Jeimin nos lo ha dicho. Espero que tu amigo esté bien —dice con voz suave.

—Gracias —Ajax es callado, no habla mucho y se esconde detrás de su flequillo rubio y su ropa demasiado grande.

Love Hate •KookV• •Taekook•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora