Treinta y seis

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Taehyung

 

Ha pasado una semana desde que me despedí de Jungkook en el aeropuerto por tres días, que él tuvo que prolongar, y no está seguro de cuándo volverá. Está esperando a que alguien llamado Draven se dirija a California para hacerse cargo de la tienda.

Jeimin no se ha ido.

Yoongi no lo deja entrar en la habitación, así que se sienta fuera. Mi hermano tampoco quiere contarme qué ha pasado, aunque me ha tranquilizado diciendo que era un buen chico y que no le hiciera pasar un mal rato.

Lo que me deja más confundido sobre qué demonios pasó entre ellos.

También me enteré de que Jeimin estuvo allí para Jungkook. Como se había quedado a su lado. No me gustaba saber lo cerca que estaba de mi chico. El hombre parecía una maldita estatua de mármol. Era así de guapo.

No podía seguir molesto con él y me aseguré de que el tipo, al menos, comiera y tuviera un sitio donde dormir y ducharse.

—Me voy —dice Andrew, asomando la cabeza en la oficina. El tipo necesitaba un maldito aumento después de toda la mierda que ha tenido que soportar en las últimas semanas. Primero mi lesión y ahora mi mal humor.

—Gracias por lo de hoy. Cerraré cuando termine.

Me saluda con la mano y se va. Miro la hora. Ruby traerá a Bea dentro de una hora y no quiero quedarme en la casa vacía, sin mi hija ni mi chico.

Debo de haberme perdido en mis notas porque se oye un ruido y alzo la vista para ver a Jungkook apoyado en el marco de la puerta.

Me guiña un ojo.

—¿Qué haces aquí? Por favor, dime que esto es real.

Se aparta de la puerta y camina alrededor de mi escritorio, apoyándose a mi lado.

—Los echaba de menos a Bea y a ti, de verdad, como si no quisiera volver a separarme de ustedes.

Levantó la barbilla porque siento lo mismo, pero no es realista.

—Tenemos que acostumbrarnos. Tus negocios están allí. Tienes una vida allí.

Jungkook niega con la cabeza: —Mi vida está contigo. Draven puede encargarse de la tienda y para eso están los correos electrónicos. Los de la mudanza vendrán mañana con todas mis cosas. No voy a decir que nunca tendré que volver, sin embargo, será solo por una noche o dos, y los dos vendrán conmigo.

—¿Estás seguro? —Exhalo. Toda la semana había estado pensando en cómo funcionaría esto, cómo Jungkook podría dividir su tiempo entre Hill View y California. Nunca le diría que se alejara de todo.

—Una semana parece toda una maldita vida. Todavía estamos aprendiendo el uno del otro de nuevo. Nuestra relación aún es nueva, y necesitamos estar juntos para darle la mejor oportunidad.

—¿Y si Bea y yo nos mudamos a California? Podría encontrar algún tipo de trabajo.

Sus labios se separan mientras parpadea. —¿Harías eso?

Asiento con la cabeza. —Si eso significa que vuelvas a casa con nosotros todas las noches, durmiendo a mi lado.

Inspira entrecortadamente. —Taehyung… sé que te quedas en casa, pero hagámoslo oficial, múdate conmigo. Cásate conmigo.

El aire sale de mis pulmones cuando Jungkook se arrodilla y saca una caja negra.

—¿Qué?

—Cásate conmigo. Elegí el anillo mientras estaba en California. Este no era el plan, aunque, al infierno con el plan —Se lame los labios, todavía arrodillado.

Love Hate •KookV• •Taekook•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora