Treinta y uno

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Taehyung

 

—¿Listo para salir de este lugar? —Jungkook sonríe mientras se abrocha el cinturón y cierra la puerta tras de mí.

Aprieto los dientes mientras la vibración de la puerta del coche me atraviesa. Tuvieron que traer una silla de ruedas para ayudarme. Eric empujó, y Jungkook y Ruby caminaron detrás.

La enfermera vino a recoger a Yoongi mientras ordenaba mi medicación. No me perdí de cómo coqueteaba con Jungkook, moviendo los malditos ojos, intentando llamar su atención. Entrecerré los míos ante ella, pero siguió sin captar el mensaje hasta que le espeté que se largara.

Eso hizo que las cejas de Jungkook y mi hermano se alzaran hasta la línea del cabello. Jungkook pareció saber lo que estaba pensando y sonrió satisfecho.

Se pavoneó por la habitación hasta que se inclinó sobre mí, depositando otro de esos malditos besos en la comisura de mis labios, y me dolió demasiado como para apartarme. Bueno, a eso voy.

Es su maldita culpa que esté en este problema. Solo podía pensar en como me chupó la polla anoche. Lo que sentí al despertar y verlo entrar por la puerta. Como se aseguró de que comiera, y luego ese maldito beso. No estaba prestando atención al peso de la caja, así que la descargué y me desplomé bajo su peso.

Él se sube, arranca el coche y sale del aparcamiento.

—Ruby traerá a Bea por la mañana —Eric y Ruby dijeron que se llevarían a Bea esta noche para darme tiempo a instalarme.

Asiento con la cabeza, todavía molesto porque me hayan obligado a esto. Vi la mirada que Yoongi le echó a Jungkook antes de hablar.

—Déjame en casa —digo, apoyando la cabeza en el reposacabezas y cerrando los ojos, deseando que se acabe este día. Ni siquiera voy a pensar en el dinero que perderé y en las facturas médicas, ninguna de las cuales puedo pagar.

—Necesitas ayuda.

—Necesitaba tu ayuda hace cinco años —escupo, abriendo los ojos y viéndolo fulminarme con la mirada. Se gira hacia la carretera, y una pequeña línea aparece entre sus cejas mientras sus nudillos se vuelven blancos contra el volante.

—Mi casa es lo bastante grande para ti y para Bea —continúa como si yo no le hubiera dado un golpe bajo.

Todo lo que iba a decir se desvanece. Con la dirección que estamos tomando, se me aprietan las tripas y el pulso me late tan fuerte que me resuena en los oídos cuando llegamos a una carretera polvorienta, la cual me resulta familiar.

—¿Es una broma de mal gusto? —aprieto los dientes y enroscó los dedos en la manilla, dispuesto a saltar.

Jungkook me mira como si percibiera mi inquietud. —No, es donde me quedo.

Respiro entrecortado, sin saber qué decir. ¿Por qué Jungkook ha elegido este lugar?

La casa de mis abuelos, la que me obligaron a vender.

Nunca había visto al dueño, pero no me sorprendió. Mucha gente compraba una propiedad en Hill View para luego alquilarla.

La casa del rancho aparece a la vista. Hacía tres años que no la veía.

Damos la vuelta a la parte de atrás y una cálida luz entró en el exterior. Toda la mitad inferior de la casa está acristalada. No puedo dejar de mirarla. Tiene tan buen aspecto.

—Te ayudaré —Jungkook salta y yo me alegro de tener un segundo para respirar. Levanto la mano y me froto la bola apretada que tengo en el pecho.

La puerta se abre y Jungkook me mira.

Love Hate •KookV• •Taekook•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora