Capítulo 9: La luna asoma

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¿me dejáis unos comentarios?

...

La tarde se presentaba cálida y luminosa, perfecta para perderse entre los puestos del mercadillo de segunda mano que aparecía cada fin de semana en el barrio. Las calles estaban llenas de vida, con el sonido de risas, música de fondo, y el murmullo constante de conversaciones. Martin había quedado con Lucía, como tantas otras veces, para pasar la tarde juntos y, con suerte, encontrar alguna prenda que añadiera un toque especial a su armario. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, Lucía estaba especialmente animada, con una chispa de emoción en sus ojos que Martin no pudo pasar por alto.

Desde que le había contado a Lucía sobre cómo evolucionaba su relación con Guille, ella no había dejado de insistir en lo bien que los veía juntos. Guille, un amigo suyo de toda la vida, era un tipo encantador, y la idea de que su mejor amigo Martin estuviera saliendo con él la llenaba de entusiasmo. Así que, apenas habían comenzado a recorrer los primeros puestos, Lucía no pudo contenerse y lanzó la pregunta que llevaba rondando su mente desde que se encontraron.

"Bueno, he intentado contenerme, pero no aguanto más" comenzó, su voz cargada de curiosidad. "¿Qué tal va todo con Guille? ¡Me muero de ganas de saberlo!" dijo, mientras sus ojos recorrían una fila de camisas de cuadros, aunque era evidente que su atención estaba más centrada en su amigo.

Martin esbozó una sonrisa vergonzosa; aún no se acostumbraba a hablar de estos temas.

"Pues... estamos quedando, viendo cómo van las cosas. Estoy contento", respondió, intentando sonar más seguro de lo que se sentía.

"¡Eso es genial!" exclamó, dándole un empujoncito con el codo. "Me alegra tanto que estéis saliendo. Guille no para de hablar de ti, ¿sabes? Me ha dicho que eres de lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo."

Martin sintió algo en el estómago al escuchar esas palabras. Le ponía nervioso pensar en que alguien podía sentir de esa manera con él. Lo halagaba y le hacía ilusión. Pero no estaba seguro de si él se sentía igual con Guille.

Mientras Lucía seguía mirando ropa, Martin dejó que su mente divagara. Si Guille pensaba eso de él, entonces debía estar haciendo algo bien, ¿no? Aun así, no lograba comprender esa sensación de confusión que lo envolvía.

"¿Y tú? ¿Qué piensas?" La voz de Lucía lo sacó de sus pensamientos. Ella había dejado de mirar la ropa y lo observaba con atención.

Martin se encogió de hombros, tratando de parecer más seguro de lo que se sentía.

"No lo sé... Guille es genial, de verdad. Me gusta estar con él..." comenzó a contarle.

Y así lo sentía Martin, Guille hablaba con entusiasmo de las cosas: sobre su trabajo, describiendo los retos a los que se enfrentaba y las anécdotas divertidas que surgían en su día a día y a él le gustaba escucharle. Admiraba su sentido del humor y la manera en que Guille abordaba la vida, con una despreocupación que, a los ojos de Martin, rozaba lo envidiable. Era fácil sentirse bien a su lado, fácil dejarse llevar por el optimismo contagioso que irradiaba. Sin embargo, había algo que no terminaba de encajar.

"¿Pero?" Lucía, siempre perceptiva, se había dando cuenta de que la pausa de su amigo estaba durando más de lo normal.

"Es que no sé si siento lo que se supone que debería sentir. A veces, me parece que estoy forzando algo que no me sale de manera natural" confesó Martin, con la mirada fija en el suelo.

Lucía guardó silencio por un momento, masticando las palabras de su amigo mientras intentaba encontrar la mejor manera de ayudarlo.

"Es normal que tengas dudas, Martin. No siempre vas a sentir esa chispa inmediatamente; a veces, se necesita tiempo."

Entre el amor y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora