Querido Ax 2.0:
Hoy ha sido uno de esos días en los que el universo decidió que el caos era la mejor forma de entretenimiento y, como siempre, yo fui la estrella principal del espectáculo. Prepárate para un relato lleno de sarcasmo, enfrentamientos inesperados y una buena dosis de café robado. Sí, el café vuelve a ser el villano de la historia, pero no te preocupes, que yo estoy aquí para ofrecerte el drama.
La mañana comenzó como cualquier otra, con la diferencia de que, al llegar a la oficina, me encontré con una nueva incorporación en el personal. No era otra cosa que una mujer que parecía haber salido directamente de un catálogo de "Cómo ser la acosadora del jefe y convertirte en la pesadilla de todos". Su nombre era Vanessa, y su primera impresión fue un mezcla de demasiada confianza con una pizca de ambición desmedida.
Vanessa ya había hecho su aparición estelar en la oficina el día anterior, pero esta mañana se había propuesto conquistar el corazón de Alexander Hartley con un café que, según ella, era "el mejor café del mundo". Por supuesto, nadie le creyó, pero eso no la detuvo. En su afán de parecer indispensable, decidió que su misión en la vida era asegurarse de que el jefe tuviera el mejor café en cada momento, como si el café fuera el elixir de la vida.
Al llegar, me di cuenta de que había un nuevo frasco de café en la cocina, un frasco tan elegante que parecía haber sido sacado directamente de una tienda de lujo. "Ah, esto debe ser obra de nuestra amiga Vanessa", pensé con sarcasmo mientras lo miraba. "Café de lujo para un jefe de lujo. Qué dulce."
Desafortunadamente para mí, no solo el café era nuevo, sino que parecía que Vanessa tenía el talento especial para estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Cuando fui a la cocina a prepararme una taza, descubrí que el frasco de café había desaparecido. Sí, eso es correcto, ¡desaparecido! Y adivinen quién estaba de pie en el pasillo con una sonrisa tan amplia que podría haber iluminado toda la oficina.
—¡Hola, Mika! —dijo Vanessa, con un entusiasmo que no se correspondía con la cantidad de café que estaba a punto de robar. —Parece que no has visto el nuevo frasco de café. ¡Es una maravilla!
Lo miré con escepticismo. —Sí, claro, ¿y qué más? ¿Es también un nuevo experimento de IA para convertir a todo el personal en adictos al café?
Vanessa se rió con una risa forzada, como si estuviera tratando de convencerme de algo que claramente no me interesaba. —¡No, no! Solo quiero asegurarme de que el jefe tenga lo mejor. ¿No es genial?
Le di una mirada que claramente decía "No me importa una mierda tu café", y me dirigí de nuevo a mi escritorio. Pero, como mi vida nunca es tan simple, me encontré con un nuevo obstáculo: la oficina estaba en un frenesí porque Vanessa había decidido que ahora sería la heroína del día por traer un "café gourmet" al jefe. ¡Y me había robado el frasco! ¡El maldito frasco de café!
Cuando finalmente me encontré con el frasco de café robado en la cocina, estaba dispuesta a hacer una escena. No es que me guste causar problemas, pero si alguien va a robar mi café y convertirlo en su arma de seducción, entonces tengo que actuar. Así que, me acerqué a Vanessa con la intención de aclarar las cosas de una manera civilizada, que en mi caso suele ser un poco más... explosiva.
—¡Vanessa! —dije, tratando de sonar tan calma como el mar en calma cuando en realidad mi mente estaba dando vueltas como una licuadora sin tapa. —¿Podrías explicarme por qué estás usando el café que claramente pertenece a toda la oficina como si fuera un regalo personal para el jefe?
Vanessa se giró lentamente, con una mirada que podría haber sido sacada de una telenovela de mala calidad. —Oh, Mika, solo estoy tratando de hacer que el jefe se sienta especial. ¿No es eso lo que todos queremos?
Me reí con sarcasmo. —Oh, sí, claro. Y también debemos asegurarnos de que tenga un suministro ilimitado de café, porque todos sabemos que el café es la clave para la felicidad eterna.
Vanessa frunció el ceño, claramente no entendiendo mi tono. —No tienes que ser tan sarcástica. Solo trato de ser útil.
Con un suspiro dramático, le respondí. —Mira, Vanessa, no estoy en contra de que el jefe tenga su café. Lo que estoy en contra es de que te apropies de algo que claramente pertenece a todos y lo uses para tus propios fines.
En ese momento, la situación escaló rápidamente. Vanessa, con su aire de superioridad, decidió que la mejor manera de manejar la situación era hacer una especie de "demonstración" de cómo se sirve el café. Me miró con una sonrisa que parecía decir "Sí, claro, como si esto no fuera un problema".
—¿Sabes qué? —dijo con un tono desafiante. —Creo que simplemente no entiendes mi dedicación al trabajo. Pero no te preocupes, te puedo enseñar a cómo hacer que el café sea más... especial.
—¡Vaya, qué generosa de tu parte! —contesté con un tono cargado de sarcasmo. —No sabía que el café era el nuevo idioma universal de la oficina.
En ese momento, Vanessa, con una actitud que se acercaba peligrosamente a la locura, se acercó a mí con el frasco de café en la mano. Intentó abrirlo para mostrarme su "genialidad", pero el frasco se deslizó de sus manos y cayó al suelo, rompiéndose en pedazos y derramando café por toda la cocina. Me quedé estupefacta, tratando de procesar el desastre que acababa de suceder.
Y como si la situación no pudiera empeorar, Vanessa se giró hacia mí con una expresión que decía "Esto es tu culpa" y, en un arranque de locura, comenzó a lanzarme pedazos de frasco y café. La batalla de café había comenzado oficialmente. ¡Y yo estaba en el centro de ella!
Intenté defenderme, pero Vanessa parecía estar disfrutando cada momento de este pequeño duelo. En medio de la confusión, alguien empezó a gritar: "¡El jefe está llegando!" Pero antes de que pudiera moverme, Vanessa y yo estábamos en medio de una auténtica guerra de café. Y para mi sorpresa, cuando el jefe entró en la cocina, se encontró en medio de una escena que ni siquiera los mejores guionistas de Hollywood podrían haber imaginado.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —dijo el jefe, con una expresión de incredulidad mientras observaba el caos que se desarrollaba ante él. Estaba tan empapado de café que parecía que había pasado por una especie de bautismo involuntario.
—¡Mika me está atacando con café! —gritó Vanessa, con una voz que parecía venir directamente de un melodrama.
—¡No, Vanessa! Tú eres la que comenzó todo esto! —respondí, mientras trataba de limpiar el café de mi rostro.
El jefe se quedó allí, atónito, mientras el caos continuaba a su alrededor. Finalmente, en un esfuerzo por detener la locura, tomó una decisión que nadie esperaba. Se dirigió a la oficina con un suspiro cansado y un aspecto tan desaliñado que podría haber sido sacado de una película de comedia.
—Mika, Vanessa, por favor, limiten su interacción con el café a un nivel civilizado. Esto no es un campo de batalla. Y Vanessa, por favor, deja de tratar de conquistar al jefe con tu café.
Mientras me dirigía de vuelta a mi escritorio, con una mezcla de enojo y risa, me di cuenta de que había pasado otro día inolvidable en la oficina. Vanessa fue enviada a limpiar el desastre, y yo traté de ocultar mi cara roja de vergüenza y café.
Así que aquí estoy, al final de un día lleno de caos, café y una buena dosis de drama. La próxima vez que alguien me diga que el café es la solución a todos los problemas, definitivamente voy a reírme. Porque en mi mundo, el café solo parece traer más caos y menos soluciones.
Siempre tuya, en medio de la tormenta de café,
Mika
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Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras
Humor"Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras" sigue a Mika, una joven de 20 años que parece tener un imán para el caos. Junto a su travieso perro Max, Mika enfrenta una serie de desastres hilarantes, desde mañanas desastrosas hasta entrevistas de tra...