Querido Ax 2.0:
Hoy ha sido un día en el que la normalidad se fue por la ventana, y la comedia pura se instaló en su lugar. Después del incómodo encuentro con Alexander, lo que menos esperaba era que el día se volviera aún más surrealista. Pero, por supuesto, Mika nunca decepciona en términos de caos y desvaríos.
Esta mañana, me desperté con una ligera sensación de malestar, así que decidí tomar un antigripal que había encontrado en el fondo del botiquín. La lógica detrás de esto fue un poco cuestionable, dado que el frasco tenía la fecha de caducidad de hace un año. Pero, en mi estado actual de semi-despertar, no me detuve a revisar eso. Solo quería sentirme mejor.
Así que, en lugar de prepararme adecuadamente para el día, decidí tomar la medicina con la esperanza de que me diera un impulso para enfrentar lo que fuera que el día tuviera reservado. Fue un error monumental. La medicina no solo tenía un sabor desagradable, sino que también comenzó a hacer efecto de manera... inusual.
Durante el día, empecé a sentirme cada vez más aturdida, y mis impulsos se volvían menos filtrados. Mientras intentaba mantenerme enfocada en el trabajo, noté que Alexander estaba en su oficina, revisando unos papeles con una expresión de concentración en su rostro. Decidí que era el momento perfecto para acercarme y ver cómo estaba. La combinación de la medicina y mi estado de ánimo impulsivo creó una mezcla explosiva de decisiones cuestionables.
Con un tambaleo que ni yo misma entendía, me acerqué a su oficina. Alexander levantó la vista al verme, y antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba haciendo, me lancé hacia él y le di un beso. Sí, un beso completo, torpe y sin ningún tipo de coordinación.
El gesto fue tan inesperado que Alexander se quedó paralizado, con los ojos bien abiertos y una expresión que iba desde la sorpresa total hasta la confusión. Me di cuenta de lo que había hecho solo después de que nuestras bocas se separaron y el mundo comenzó a girar a mi alrededor. El sabor a antigripal caducado parecía haber desencadenado una reacción en cadena.
—Oh, Dios, lo siento mucho. Creo que la medicina no estaba en su mejor momento —dije, tratando de alejarme y evitar el contacto visual.
Sin embargo, antes de que pudiera alejarme más, un mareo inesperado me hizo tambalear. En cuestión de segundos, sentí que el suelo se desvanecía bajo mis pies y, sin poder hacer nada, me desmayé justo frente a Alexander.
Cuando desperté, estaba en una pequeña sala de descanso, con una bolsa de hielo en la cabeza y un par de colegas preocupados mirándome. Alexander estaba allí, con una expresión de preocupación mezclada con la intriga que siempre tenía en su rostro.
—¿Te sientes mejor? —preguntó, con un tono que denotaba que no estaba seguro si reírse o preocuparse.
—Sí, creo que sí —respondí, aún aturdida. —Lo siento mucho por todo.
—No tienes que disculparte. Solo asegúrate de no hacer del beso un hábito —dijo, con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora pero que tenía un toque de diversión.
Me sonrojé y asentí, dándome cuenta de que hoy había sido otro capítulo inolvidable en mi serie de desastres personales. Solo esperaba que el próximo día tuviera menos sorpresas y más normalidad, aunque sabía que eso era pedir demasiado.
Hasta la próxima vez que la vida decida darle un giro inesperado,
Siempre tuya, Mika
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Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras
Humor"Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras" sigue a Mika, una joven de 20 años que parece tener un imán para el caos. Junto a su travieso perro Max, Mika enfrenta una serie de desastres hilarantes, desde mañanas desastrosas hasta entrevistas de tra...