Querido Ax 2.0:
Nunca imaginé que un día en el que me desmayara después de besar a mi jefe, terminaría con una invitación a una cita. Pero así es la vida cuando estás envuelta en un torbellino de caos y, a veces, solo necesitas dejarte llevar y ver a dónde te lleva el destino (o en mi caso, el antigripal caducado).
Todo comenzó al día siguiente, después de mi desmayo en la oficina. Me desperté en mi cama con una ligera sensación de vergüenza y la cabeza aún un poco aturdida por los efectos residuales de la medicina. Max estaba a mi lado, mirándome con una mezcla de preocupación y curiosidad, como si intentara entender qué demonios había pasado.
Cuando llegué a la oficina, la situación era menos incómoda de lo que había anticipado. Alexander me recibió con una sonrisa que, si bien era amable, estaba cargada de una pizca de humor reprimido. Durante la reunión matutina, el ambiente era sorprendentemente normal, aunque no pude evitar sentirme un poco nerviosa al saber que mi beso accidental había sido la comidilla de la oficina.
Después de que la jornada laboral terminó, Alexander se acercó a mí mientras recogía mis cosas.
—Mika, ¿tienes un minuto? —preguntó con una mezcla de seriedad y calidez en su voz.
Mi estómago se enredó en un nudo. La idea de estar a solas con él, después de todo lo que había pasado, me hacía sentir una mezcla de anticipación y nerviosismo.
—Claro, ¿qué pasa? —respondí, tratando de sonar lo más tranquila posible.
Alexander me llevó a una esquina tranquila de la oficina, lejos de las miradas curiosas de nuestros compañeros. Su expresión estaba cuidadosamente compuesta, pero sus ojos mostraban una chispa de interés.
—Lo que pasó ayer... —empezó, aclarando su garganta. —Sé que fue un malentendido, pero me preguntaba si te gustaría... salir conmigo un día de estos. No como una cita oficial, sino más bien para relajarnos y, si quieres, reírnos un poco de todo este caos.
Me quedé paralizada por un momento, mi mente intentando procesar lo que acababa de decir. ¿Alexander estaba invitándome a una cita? Mi corazón empezó a latir más rápido, y me di cuenta de que, a pesar de todo, había algo en su oferta que me hizo sonreír.
—¿En serio? —pregunté, tratando de esconder mi sorpresa. —¿Después del beso accidental y el desmayo?
—Sí, en serio —dijo, con una sonrisa que mostró su genuino interés. —Creo que lo que necesitamos es una oportunidad para desconectar del trabajo y pasar un buen rato. ¿Qué opinas?
No pude evitar soltar una risa nerviosa mientras pensaba en todo lo que había pasado. La idea de salir con Alexander en un contexto menos caótico era tentadora, y, sinceramente, la perspectiva de reírnos juntos y dejar atrás los desastres de la oficina parecía bastante atractiva.
—Me parece una buena idea —dije finalmente, con una sonrisa que se hizo cada vez más amplia. —¿Cuándo te gustaría hacerlo?
—¿Qué tal el sábado? —sugirió Alexander. —Podríamos ir a cenar a ese nuevo restaurante italiano que ha abierto en la ciudad. He oído que es bastante bueno.
—¡Perfecto! —respondí, entusiasmada. —Me encantaría.
Nos despedimos con una sonrisa y un ligero sentimiento de anticipación en el aire. A pesar de todos los problemas y malentendidos, había algo en la idea de pasar tiempo con Alexander que me hizo sentir esperanzada y emocionada.
El resto del día en la oficina transcurrió con una sensación de ligereza que no había tenido en mucho tiempo. Aunque seguía siendo consciente de que mi vida era un continuo torbellino de caos y desastres, la idea de una cita con Alexander me daba algo que esperar con ansias.
Así que, mientras me preparaba para el fin de semana, me di cuenta de que incluso en medio del desorden y los problemas, a veces la vida te ofrece sorpresas que pueden cambiar la forma en que ves las cosas. Y si bien no sabía qué esperar de la cita, al menos estaba lista para enfrentarla con una sonrisa y, por primera vez en mucho tiempo, una sensación de optimismo.
Siempre tuya, Mika
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Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras
Humor"Las Crónicas de Mika: Torpeza y Travesuras" sigue a Mika, una joven de 20 años que parece tener un imán para el caos. Junto a su travieso perro Max, Mika enfrenta una serie de desastres hilarantes, desde mañanas desastrosas hasta entrevistas de tra...