Un Viaje Inesperado

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Querido Ax 2.0:

A veces siento que mi vida es un guion de comedia en el que nunca se acaba el caos. Hoy, me he dado cuenta de que el destino tiene un sentido del humor muy particular, especialmente cuando involucra a Max, mi perro travieso, y a un jeque árabe que de alguna manera acabó en medio de un lío del que nunca podré salir con dignidad.

Como parte de un evento corporativo, la empresa organizó un viaje a un lujoso hotel para una conferencia. Era una oportunidad increíble y, aunque esperaba una experiencia relativamente normal, lo que nunca imaginé fue el caos que Max y yo desataríamos.

Todo comenzó cuando estaba empacando para el viaje. Max, siempre con su habilidad para aparecer en el momento menos oportuno, decidió que era el momento perfecto para subirse a la maleta justo cuando estaba cerrándola. La escena fue bastante cómica: intentaba meter mi ropa y, de repente, Max salió de entre las prendas con una expresión que decía claramente "¿dónde creías que ibas sin mí?".

No pude hacer otra cosa más que dejarlo quedarse. Al fin y al cabo, ¿cómo podría negar la compañía de mi fiel compañero? Pensé que sería un problema menor, hasta que llegamos al hotel de lujo y Max, con su aguda habilidad para crear caos, decidió explorar a fondo.

La conferencia se desarrolló con normalidad, hasta que me di cuenta de que Max se había escabullido de alguna manera hacia el salón principal donde se estaba celebrando una recepción. Aparentemente, la idea de estar rodeado de personas y comida exótica le resultaba demasiado tentadora.

Mientras buscaba a Max, me encontré en medio de una conversación con un grupo de personas influyentes, incluyendo a un jeque árabe que había venido a ofrecer una visión sobre el mercado internacional. El jeque estaba rodeado de un aura de misterio y sofisticación, y su presencia era tan imponente que casi parecía sacado de un cuento de hadas moderno.

Sin darme cuenta, Max apareció y corrió directamente hacia el jeque, que estaba disfrutando de una copa de té. El perro, emocionado por el nuevo objeto de atención, se acercó y, en un giro tan dramatico que deberian darle un oscar, terminó saltando directamente hacia el jeque y dándole un lamido en la cara. El jeque, sorprendido pero también encantado, reaccionó con una risa profunda y amigable.

Pero el momento culminante llegó cuando, en medio de la sorpresa y risas, me acerque a recuperar a mi pequeño bandido y torpe como solo yo se serlo tropecé y terminé aplastando mis labio contra los del jeque tipo drama coreano. La situación se tornó aún más surrealista cuando el jeque, con un no tan sutil movimiento terminó metiendo lengua y todo. ¿Lo puedes creer? .

Todo esto no pasó desapercibido para Alexander, quien observaba desde un rincón con una mezcla de confusión y celos. La mirada en su rostro era una combinación de preocupación y... bueno, celos, que era difícil de disimular. El espectaculo que dimos en ese momento tan peculiar parecía haberlo perturbado más de lo que quería admitir.

Cuando finalmente encontré a Max, el jeque estaba sonriendo, y Alexander estaba a mi lado, claramente intentando contener una su irritacion. El ambiente estaba cargado con una tensión que no podía ser ignorada.

—Así que... Max parece tener una forma especial de hacer nuevos amigos —dije, tratando de romper el hielo mientras recogía a Max, que estaba claramente satisfecho con su aventura.

—Parece que sí —respondió Alexander, con un tono que intentaba ser neutral pero que claramente no podía esconder su incomodidad. —Me alegra ver que Max se está llevando bien con el jeque.

La conversación continuó, pero la tensión entre Alexander y yo estaba palpable. No era difícil notar que mi pequeño desastre había añadido un giro inesperado al evento, y que Alexander estaba un poco más nervioso de lo habitual.

A medida que la noche avanzaba, intenté mantenerme lo más cerca posible de Alexander, aunque sabía que la situación estaba lejos de ser ideal. Al final del día, lo que había comenzado como un evento corporativo se había convertido en una serie de momentos incómodos y  que serían recordados mucho después de que el viaje hubiera terminado.

Así que, para concluir el día, me quedó claro que nunca se puede predecir el caos que Max y yo podemos desatar. Mientras tratamos de mantener la compostura en medio del lujo y la extravagancia, siempre habrá un toque de imprevisibilidad que hace que cada día sea una nueva aventura.

Siempre tuya, Mika

Las Crónicas de Mika: Torpeza y TravesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora