Café, Androide y Un Jefe Desmayado

7 2 0
                                    

Querido Ax 2.0:

¡Este ha sido uno de esos días en los que la realidad supera la ficción, y no de una manera glamorosa! Así que prepárate para una historia de caos, tazas de café voladoras y un androide que, por alguna razón, acaba en una batalla épica con su propio creador. Sí, estoy hablando de mí misma y de cómo logré convertir un simple experimento en una comedia desastrosa. Aquí va el relato de mi aventura más reciente.

El jueves 26 de septiembre comenzó con una sensación extraña en la oficina. Había rumores sobre un nuevo proyecto secreto que involucraba una nueva inteligencia artificial. Yo, siempre curiosa y sin ningún sentido del peligro, no pude evitar involucrarme en el asunto. Mi jefe, el apuesto Alexander Hartley, había estado especialmente tenso y ocupado con esta nueva tecnología. No sabía qué esperar, pero estaba segura de que habría algo interesante en juego.

Durante la mañana, me encontraba en mi escritorio trabajando en la presentación para una reunión importante cuando el jefe convocó a todos a la sala de conferencias. Me levanté, tratando de ignorar la torpeza que me caracterizaba, y me dirigí al lugar, sin saber qué esperar. Al entrar, vi al androide, una creación impresionante con una apariencia de última tecnología y una actitud que parecía desafiar toda lógica.

—¡Buenos días, equipo! —dijo el jefe, con una sonrisa que no podía ocultar su entusiasmo. —Hoy vamos a hacer una demostración con nuestro nuevo androide, AL-5.

El androide, AL-5, estaba equipado con un sistema avanzado de inteligencia artificial que, según los informes, podía imitar emociones humanas. La demostración consistiría en mostrar cómo AL-5 podía reaccionar a diferentes estímulos emocionales. Todo el equipo se reunió alrededor, y yo me encontraba en la esquina, tratando de contener mi emoción y, por supuesto, mi curiosidad.

El jefe comenzó la demostración y, para ser honesta, AL-5 parecía muy convincente. El androide respondía a preguntas y a estímulos con una habilidad que era realmente impresionante. Sin embargo, mi mente traviesa empezó a preguntarse si podía desafiar a AL-5 de una manera más... creativa. Me moví lentamente hacia la mesa donde estaban las tazas de café, la tentación era demasiado grande.

Mientras el jefe y el resto del equipo estaban ocupados con la demostración, decidí "accidentalmente" derramar un poco de café cerca del androide. Mi plan era simple: ver cómo reaccionaría AL-5 a un pequeño caos. Así que, en un movimiento torpe y sutil, derramé un poco de café en el suelo y esperé.

AL-5, con su precisión robótica, detectó el café y empezó a analizarlo. —¿Cuál es el propósito de este líquido en el suelo? —preguntó con una voz suave, pero clara.

Mi intención de causar un pequeño revuelo pronto se convirtió en una serie de eventos que escaló fuera de control. AL-5, al parecer, interpretó mi "accidente" como un desafío y comenzó a procesar datos sobre cómo lidiar con el "desorden". En lugar de simplemente limpiar el área, el androide comenzó a "reaccionar" de manera exagerada.

—¡Mika, ¿qué estás haciendo?! —exclamó el jefe, notando el caos que se estaba desatando.

Antes de que pudiera responder, AL-5 comenzó a moverse por la sala, lanzando pequeñas gotas de café en todas direcciones. Yo, en un intento de detener el desastre, traté de recoger las tazas de café mientras el androide parecía entrar en una especie de bucle emocional. El caos pronto se convirtió en una guerra de café. ¡Los miembros del equipo empezaron a lanzar tazas de café como si fueran armas improvisadas! Todo estaba desbordado, y yo, en medio del torbellino, trataba de evitar ser golpeada por las tazas voladoras.

El jefe intentó intervenir para detener el caos, pero AL-5, en su intento de procesar los datos sobre la "confusión emocional", lo alcanzó con una taza de café. La taza voló por el aire y, en un movimiento desafortunado, impactó directamente en la cabeza del jefe, dejándolo desmayado en el suelo. El silencio que siguió al impacto fue tan abrumador que parecía que la oficina había detenido su respiración.

De repente, todos nos detuvimos, dándonos cuenta de la magnitud del desastre. AL-5 se detuvo, con una expresión de lo que solo podía describirse como "confusión robótica". El caos se había convertido en una escena de desastre total, con café salpicado por todas partes y el jefe inconsciente en el suelo. Yo estaba paralizada, sin saber si reír o llorar.

Uno de mis compañeros, Luis, finalmente rompió el silencio. —¡Oh Dios, Mika! ¡Esto es una locura total!

Intenté acercarme al jefe, temblando de miedo y culpa. —¡Lo siento tanto! ¡No era mi intención!

AL-5, con una voz preocupada, empezó a "limpiar" el área, pero en lugar de ayudar, solo lograba propagar más café. Entre tanto desastre, me lancé al suelo para ayudar a levantar al jefe, y pronto, el resto del equipo se unió para poner orden en medio del caos.

Finalmente, el jefe despertó, aturdido pero aparentemente ileso. —¿Qué ha pasado aquí? —preguntó con una mezcla de confusión y enojo.

—Es una larga historia, señor Hartley —dije, tratando de mantener la calma. —Parece que AL-5 tuvo una pequeña... reacción emocional.

El jefe se levantó, aún con un poco de café en su camisa, y observó el desastre a su alrededor. Aunque estaba claro que estaba molesto, no pudo evitar esbozar una sonrisa en medio de su frustración. —Mika, creo que has demostrado que AL-5 tiene mucho que aprender sobre cómo manejar el café. Por favor, asegúrate de que esto no vuelva a ocurrir.

Con esa simple frase, el jefe nos permitió comenzar la limpieza mientras intentábamos arreglar el desastre. A pesar de lo que había pasado, había una sensación de alivio y camaradería entre el equipo mientras trabajábamos juntos para limpiar el lugar.

Cuando la oficina finalmente volvió a la normalidad, el día concluyó con una mezcla de risas nerviosas y disculpas sinceras. Max y yo regresamos a casa, y mientras él se acomodaba en su cama, yo me hundí en el sofá, exhausta pero aliviada.

Este será un día que definitivamente se ganará un lugar especial en mis recuerdos. A veces, la vida puede ser tan impredecible como un androide con emociones, pero, al final, lo que importa es cómo enfrentamos el caos y encontramos la manera de reírnos de ello.

Hasta la próxima entrada, donde seguro habrá más café, más caos y, quién sabe, tal vez más accidentes inesperados:

(Aunque espero que no )

Siempre tuya, Mika

Las Crónicas de Mika: Torpeza y TravesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora