11. Capitán Garfio

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¿Todo un genocidio por una tonta broma? El capitán Garfio aún no podía comprender tal arrebato por parte de su amada como consecuencia de haber llegado tarde a un estúpido baile. ¿Cómo rayos Bridget había terminado convirtiéndose en una tirana? Cada vez que leía las noticias, esa pregunta atravesaba su mente sin encontrar una respuesta lógica. Y ahora, que se encontraba tan cerca de su viejo amor para reclamarla, la respuesta se le escapaba por completo.

El plan era simple: su tripulación se encargaría de rescatar a Harry y a los prisioneros, mientras él distraía a la Reina de Corazones. En ese momento, corría por el castillo en busca de su exprometida, hasta que escuchó una voz que lo hizo detenerse en seco.

—Es la última vez que voy a hacerte esta pregunta, Isabella: ¿Dónde diablos está mi hija? —exclamó una profunda voz llena de ira. Ciertamente, Bridget debía estar muy enojada para haber pronunciado el nombre completo de Ella.

—Bridget, ya te he dicho, ¿qué podría saber yo, estando encerrada en un cuarto? —Ante el nombre de su amada, el pirata se estremeció. Por el amor de Dios, no estaba preparado para reencontrarse tan pronto con su princesa de Corazones. Sintió una fuerte emoción brotar desde su estómago, como hacía mucho tiempo no lo había sentido... Sin embargo, sus sentimientos seguían a flor de piel, pero no dejaría que eso lo hiciera fallar en su misión. Se acercó sigilosamente a la reina, y al estar lo suficientemente cerca, lanzó un chillido que se estrelló contra la pared.

—Qué grata sorpresa encontrarla en Auradon, Su Majestad —musitó el pirata con la sonrisa coqueta que le era tan característica—. Lamento informarle que este es un territorio de una estimada tripulación amiga, por lo cual no puedo dejar pasar su atrevimiento contra la academia.

Al escuchar su voz, ambas mujeres se giraron sorprendidas. Una de ellas reflejaba alivio, mientras que la otra parecía querer asesinarlo con su propia espada.

—¿En serio? El pirata que persigue a un niño con complejos de hada y su tonto séquito protege esta academia... Ahora veo por qué no fue tan difícil de conquistar —contestó la Reina de Corazones fríamente—. Baja la espada, capitán; en este juego te llevo una gran ventaja.

—¿Ah, sí? Pues yo podría decir lo mismo, porque justamente tengo algo que a usted le interesa —aseguró el pirata—. Así que suelte a Ella y ordene a sus hombres bajar las armas, si no quiere ver a su escarabajo rojo caminar por la plancha. Estoy seguro de que la pobre ni siquiera podría nadar con esos bracitos tan débiles.

¿Tenía secuestrada a la hija de la Reina de Corazones? No. ¿Estaba mintiendo? Sí. En realidad, Hook nunca había visto a Red. Sabía algunas cosas acerca de ella por los rumores, pero no mucho más. No tenía el menor interés en torturarse pensando en la hija que su querida exprometida había tenido con otro hombre, ni conocía su paradero actual. Pero, para su fortuna, la Reina de Corazones no lo sabía, y eso jugaba a su favor.

—Dame a mi hija, James, o verás tu cabeza rodar antes de que puedas abrir esa estúpida boca —amenazó.

—¿Y esos modales, mi reina? —inquirió, fingiendo estar ofendido mientras se acercaba lentamente, empuñando su espada. Bridget tenía la baraja en la mano, lista para atacar—. Que yo recuerde, su madre le enseñó mucho sobre el respeto y las palabras adecuadas.

—No te atrevas a mencionar a mi madre, James. Es mi última advertencia: te arrancaré la cabeza si sigues por este camino —afirmó Bridget con una mirada desafiante que Hook nunca había visto. Tal vez, si la situación fuera diferente, se habría sentido atraído. Pero estaban en guerra, y debía reprimir cualquier emoción que pudiera debilitarlo.

—Vaya, qué insensible, dulzura —rió el pirata—. ¿Ni siquiera me dejarás quedarme con los recuerdos de mi querida suegra?

—¿Yo, insensible? Oh, querido, debes tener un calamar en lugar de cerebro. Porque, si recuerdo bien, fuiste tú quien abandonó a su prometida. Si quisieras quedarte con los recuerdos de "tu querida suegra", no habrías huido a la primera oportunidad —mencionó la Reina de Corazones, negando con una sonrisa maliciosa. Esta vez, fue ella quien se acercó, pasando sus cartas de una mano a otra.

¿Comó se rompe un corazón?- Bridget×HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora