—¡Más rápido, Fay! —gritó la futura reina de Corazones mientras corría por el sendero de tierra hacia la casa de Ella. Debían darse prisa si querían ayudarla a llegar al baile a pesar de su castigo. Bridget maldecía en su mente su mala suerte, pues aparentemente las hermanastras de la peliceleste habían oído la invitación de Charming al baile. Cuando ambas le contaron a su madre, esta se puso furiosa y prohibió a Ella presentarse en el baile, catalogándola como una persona egoísta por "haber robado las oportunidades de sus propias hermanas". Obviamente, Ella no pudo comunicarle nada; la joven de cabellos rosados se había enterado hace unos minutos cuando ambas hermanastras reían orgullosas a costa del sufrimiento de su hermana.
Cuando llegaron, Ella se encontraba frente a la fuente, llorando desconsolada mientras observaba un pedazo de tela destrozado. ¿Y quién no lo haría? Habían roto el único recuerdo que tenía de su madre: su vestido. La futura reina de Corazones se arrodilló a su lado para abrazarla, mientras ambas contemplaban horrorizadas la maldad cometida por la supuesta familia de su amiga.
—Son unas brujas —declaró Bridget, molesta—. Debería haber sabido que me arruinarían esto.
—S-si se me permite decir algo... —murmuró Fay, quien hasta ahora había permanecido en silencio, observando la escena desde lejos—. Acompañé a Bridget hasta aquí porque creo que puedo arreglar tu vestido, Ella. Lamentablemente, no será por mucho tiempo, solo hasta la medianoche. Ya saben que mi magia es débil aún y no suele durar demasiado. Pero lo recuperaré lo suficiente para que puedas disfrutar del baile. Los hechizos de transformación son los que mejor se me dan, después de todo.
—¿Estás segura de que podrás solucionar este desastre? —cuestionó Ella, desconfiada. La princesa de Corazones la comprendía; seguramente había tenido demasiadas decepciones en un solo día.
—Muy segura. He visto su trabajo y es excelente —confirmó Bridget en defensa del hada. Con un suspiro, Ella asintió, dando su permiso para la transformación. Fay tomó un poco de aire y proclamó "¡Bibi Babidi Bu!". En un segundo, los restos de la prenda anterior se habían convertido en un maravilloso vestido, acompañado de unos preciosos zapatos de cristal.
—¡Se ve fabulosa, Fay! Eres fantástica, no sabes cuán agradecida estoy por tu ayuda. Haré cupcakes de moras toda la semana para compensarte.
—Aún no me agradezcas, falta el carruaje —sonrió Fay, divertida, al ver a unos ratoncitos en la ratonera. Los tomó y los depositó en el suelo para convertirlos en fieles corceles y un cochero. Luego, transformó una de las calabazas del huerto en un exquisito carruaje—. Suban rápido, no tenemos toda la noche.
Las tres jóvenes subieron al carruaje y comenzaron su viaje hacia la academia, momento en el cual Bridget aprovechó para arreglar los peinados de Fay y Ella.
—Oh no, tu vestido... —exclamó arrepentida la joven de cabellos azules al ver el vestido de su amiga pelirrosa manchado con restos de barro, resultado de haber corrido hasta su casa.
—Ni siquiera pienses en preocuparte, Ella, esta es tu noche. Quiero que disfrutes y bailes como nunca. Así que no te preocupes por mí, estoy dispuesta a ensuciar cada uno de mis vestidos por una buena amiga —dijo mientras la peinaba con delicadeza—. ¿Ya te dije que estás preciosa?
Ella la miró indecisa; sabía que se sentía insegura por verse tan parecida a la gente de la aristocracia. Para su amiga, utilizar vestidos significaba ser un despiadado noble o una doncella que se cree superior a los demás.
—Una vez mi mamá dijo que no importa el vestido o el maquillaje que te pongas, nunca te quedará bien si no te sientes cómoda con él —afirmó Bridget con una sonrisa, mientras la abrazaba—. Ella... no cambiarás tu personalidad por vestir cosas bonitas o bailar con príncipes que te resulten atractivos. Porque lo que define a mi mejor amiga es su personalidad tan osada e inteligente, y te aseguro que un vestido no te quitará eso.
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¿Comó se rompe un corazón?- Bridget×Hook
FanfictionRed había escuchado a muchas personas asegurar que tenían el corazón roto, incluso a su madre, la Reina de Corazones. Debido a esto, muchas veces intentó imaginar las razones por las cuales los corazones se rompen; tal vez se rasgaban tras una caída...