Capítulo VI: Servicio.

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📳João: Este puto casino está cerrado Miguel —digo cabreado, mientras sostenía el móvil en mi oreja y miraba de un lado a otro desde el interior del coche—.

📳 Miguel: Pues, la verdad no sé amigo. Fuimos anoche y no las pasamos de coña, pero me imagino que de día claramente no abren —dice estresado—. No es mi culpa que no habrán en las mañanas João, no me jodas.

Solté un bufido, y corté la llamada sin decir nada más. No sabía qué mierda hacía estacionado al frente de este lugar, ni tampoco entendía el por qué de mi nervosismo al pensar en que tal vez volvería a ver a Laura luego de cinco años. Aunque muy en el fondo, no me terminaba de creer que realmente ella estuviera aquí.

Recosté mi cabeza en el volante y cerré los ojos para tratar de pensar con claridad, pero simplemente no lo conseguí. Al final, tomé mi celular y las llaves del auto, para luego descender de éste y tocar a la puerta del lugar.
Todas las puertas estaban cerradas, pero el letrero de "24 horas" me dió esperanzas para esperar un rato más.

Los minutos pasaban y nadie salía a recibirme. Cada dos segundos miraba mi reloj de mano para mirar la hora, mientras caminaba de un lado a otro. La paciencia se me estaba terminando.

X: ¿Bueno días? —inmediatamente me giré a la puerta cuando escuché una voz femenina—.

João: Buenos días ¿usted es la dueña del lugar? —pregunté sin filtro—.

X: No —negó con la cabeza—. ¿Tiene algún servicio reservado, señor? —preguntó con el entrecejo levemente fruncido—.

João: No —respondí rápidamente—. Solamente necesito que alguien me diga si Laura Ferrante trabaja aquí, y a qué se dedica —pregunté con cierta desesperación—.

X: No damos información de nuestro grupo de trabajo a desconocidos, lo siento —intentó cerrar la puerta, pero interpuse mi mano—.

João: He reservado un servicio con Laura —digo rápidamente, pero tratando de sonar lo más creíble posible—.

X: Me dijo que no tenía ningún servicio reservado —me miró seria—.

João: Lo negué porque era un secreto entre Laura y yo —dije lo primero que se me vino a la mente—.

La chica abrió los ojos un poco sorprendida, para luego de unos segundos terminar sonriendo de lado. Suspiró, tomó aire y acto seguido, habló.

X: No sé qué tipo de trato hayáis hecho, pero Laura se fue en la noche luego de acabar su turno. Esta noche trabaja, venga en la noche a por ella —no me dejó responder, simplemente cerró la puerta antes de que yo hablara—.

João: Madre mía,  entonces si es cierto —susurré, llevándome una de mis manos a mi cabello, mientras que la otra la dejaba en mi cadera—.

。 Laura:

Laura: Entonces éste será el diseño de su nuevo salón —sonreí, mientras le daba las hojas donde se encontraban las ilustraciones de su nuevo salón a mi pareja de clientes—. Los colores de los sillones pueden variar si así lo deseais, pero creo que el blanco ostra le da el toque minimalista que tanto os gusta.

X: ¡Si! Me encanta tal y como está aquí —sonrió alegremente la más jóven—. ¿Qué te parece a tí cariño? —dirigió la mirada al que supuse que era su marido—.

X2: Si a tí te gusta, entonces a mi también —murmuró con una sonrisa, con la vista clavada en la chica—.

Ella sonrío ampliamente y rodó los ojos mientras negaba levemente con la cabeza.

X: No es fácil decorar tu casa cuando tu esposo es quince años mayor que tú —comentó con ironía, mientras sonreía juguetona—.

Laura: Tómalo como una ventaja —hablé con confianza, mientras le guiñaba un ojo siguiéndole el rollo—.

Orgullo [João Félix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora