Alessandro: Me pondré muy celoso esta noche —expresó con una sonrisa, al verme caminar hacia él luego de salir de mi piso—.
Laura: Supongo que es un cumplido, así que gracias —digo con sarcasmo, para luego terminar de acercarme a él y saludarlo tradicionalmente—.
Alessandro: Te ves divina —murmuró con picardía y una sonrisa de lado, mientras miraba mis labios, los cuales llevaban un labial rojo un poco llamativo—.
Laura: Lo sé —susurré con una sonrisa, para luego tocar la punta de su nariz con mi dedo antes de subir al asiento del copiloto—.
Escuché al italiano soltar una carcajada, mientras echaba la cabeza hacia atrás, sacándome una risita.
• Minutos después •
El viaje hasta el antro fue más tranquilo de lo que esperaba. El castaño y yo casi no hablamos en el trascurso del viaje, pero el silencio no era incómodo.
Me llevé una sorpresa al saber que la supuesta "fiesta de amigos" iba a ser, en realidad, en un antro situado en el centro de Barcelona.
Mis ánimos aún seguían bajos, sin embargo, mis ganas de disfrutar la noche me hacían ver la situación de la mejor manera.
Bajamos del auto luego de que Alessandro se estacionara. El italiano tomó mi mano, acto que me hizo mirarlo con confusión, y comenzó a caminar a la puerta del lugar.
Alessandro: No le aceptes bebidas a ningún tío ¿vale? —ordenó, luego de que ambos estuviéramos dentro del lugar—.
Laura: ¿Por? ¿Te da celos? —bromee, alzando una ceja—.
El aire de superioridad que sentía con la pregunta que le había hecho al castaño, se esfumó al sentir cómo éste me soltaba la mano y con la suya me tomaba de la cintura, apegándome a él fuertemente, para luego susurrar encima de mis labios:
Alessandro: Ninguno de los imbéciles que están aquí, me llegan ni siquiera a los talones Laura —la chulería que lo caracterizaba, salió a flote con esas palabras—. No le aceptes nada a nadie —recordó, mirando mis labios—. Mientras estemos aquí, solo puedes confiar en mí —besó muy sutilmente mis labios, y luego se alejó de mí en un movimiento—.
Laura: Vale —susurré en un hilo de voz, al haber quedado paralizada por el momento vivido segundos atrás—.
Alessandro: Perfecto, amore —sonrió satisfecho, para luego tomarme nuevamente de la mano y guiarme a algún lugar del antro—.
Las luces de colores eran demasiadas, y la cantidad de personas mezclado con la fuerte música, me estaban pareciendo molestos, pero no dije nada para no ser maleducada. Acabábamos de llegar, y además, la de la idea de venir a aquí, fuí yo.
Caminé de la mano de Alessandro hasta llegar a un grupo de chicos que a primera vista, aparentaban entre 23 a 27 años. Edades que iban muy acorde a la del italiano, ya que él era mayor que yo por solo un año.
La atención de los cinco chicos y las tres chicas se posicionaron en nosotros al estar a pocos metros de ellos.
Alessandro sonrió ampliamente, y al acercarse más a ellos, habló:
Alessandro: ¡Chavales! —saludó alegremente, para luego saludarlos a todos individualmente—. Laura, acércate —me llamó, extendiéndome su mano, la cual tomé al instante, acercándome más—. Ella es Laura —me presentó—.
Sonreí con educación, y los saludé a todos tradicionalmente, para luego volver al lado de Alessandro.
X: Un gusto —dice con una sonrisa, el más alto de todos los chicos—. ¿Estáis ligando? —preguntó con curiosidad, mientras nos miraba a ambos—.
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Orgullo [João Félix]
RomanceLa falta de madurez y el orgullo acabaron por tirar a la basura todo el amor que sentían uno por el otro. Esa noche, pasaron de amarse a simplemente olvidarse en cuestiones de segundos. Laura amaba más que a nada a ese jóven futbolista con el que...