• Horas después •
Desperté al escuchar la alarma, por lo que estiré mi mano y tomé el móvil para ver la hora. Al ver que eran las 11:00 PM, me levanté de la cama y me encaminé al baño, para darme una ducha y prepararme para mi tercer trabajo.
Luego de lo acontecido en el banco, llegué a casa totalmente destrozada y lo único que hice el resto de la tarde había sido llorar, y al parecer me había quedado dormida de tanto llanto.
Terminé de bañarme y tomé lo primero que ví en el closet. No tenía ganas de ir a trabajar, pero ahora más que nunca necesitaba el dinero.
Laura: Tú puedes Laura —me dije a mi misma, mirándome fijamente a los ojos a través del espejo, para luego suspirar y tomar mis cosas para salir de casa—.Llegué al Casino cuando solo faltaban pocos minutos para que comenzara mi turno, por lo que luego de aparcar, entré rápidamente al lugar.
No saludé a absolutamente nadie en el camerino, simplemente me puse mi pequeño delantal, dejé mis cosas en su lugar y me dirigí directamente a la barra.
Alessandro: Laura —me llamó suavemente, al verme llegar a la barra—.
Laura: Hola —saludé fríamente—. Los señores de la izquierda quieren una botella de whisky —anuncié, sin ni siquiera mirarle—.
Alessandro: Te deposité 18,000€ a tu cuenta esta tarde —declaró, haciendo que dirigiera mi mirada a él inmediatamente—. Sé que no es nada a comparación de todo lo que necesitas pero, quiero ayudarte —habló suavemente, y acarició mi mano que estaba sobre la barra—.
Mis ojos se cristalizaron totalmente, y suspiré, mientras me esforzaba por no llorar.
Laura: No tenías por qué Alessandro —murmuré, negando suavemente con la cabeza—. Esos son tus ahorros, y yo n--... —me interrumpió—.
Alessandro: Eso es lo de menos ahora —sonrió, y procedió a salir del lado adentro de la barra, para luego abrazarme—.
Laura: Te juro que te los pagaré —hablé, mientras lo abrazaba—.
Alessandro: No, no jures nada —susurró, para luego separarme levemente de él y darme un corto beso en los labios—.
Sonreí debilmente, y me separé de él para seguir trabajando. El italiano me regaló una última sonrisa, mientras soltaba un "tranquila, todo estará bien" para después volver a su puesto.
[...]
Raquel: Lo siento tanto cariño —soltó, con mucha pena, mientras se esforzaba por no llorar luego de haber escuchado lo que me estaba pasando—.
Laura: No sé qué hacer Raquel —murmuré con frustración, pasando mis manos por mi cabello—.
Raquel: Sé que no es mucho, pero en mi cuenta tengo 12,000€ así q---... —la interrumpí—.
Laura: Claramente no —me negué inmediatamente—. Son tus ahorros, los necesitas —digo seriamente—.
Raquel: No pasa nada, es una emergencia as--... —volví a interrumpirla—.
Laura: Ya dije que no —soné mi nariz—. De ninguna manera aceptaré ese dinero.
La castaña suspiró, dándome a entender que ya no le quedaban ideas de cómo ayudarme, ya que su primera idea yo la había eliminado rotundamente.
Raquel: ¿Y si hablas de nuevo con tu jefe y le explicas lo que pasó? Tal vez se le conmueva el corazón —manifestó, alzando los hombros—.
Laura: Fue un fallo en el sistema Raquel, él no permitirá que otra vez su dinero se extravíe —suspiré pesado—.
Raquel: Tienes razón —hizo una mueca—. ¿Y si hablas con Irene? —sugirió, alzando las cejas—.
Laura: ¿Decirle que me preste dinero? —pregunté, y ella asintió rápidamente con la cabeza—. Jamás haría eso —negué con la cabeza—. Esa tía me detesta, así que jamás me prestará dinero.
Raquel: Ni siquiera has hablado con ella y ya dices que no te prestará dinero. Tal vez si le explicas la situación, puede que ella empatice contigo y p--... —la corté—.
Laura: Y puede que me preste el dinero —terminé su frase, de una manera bastante sarcástica—. Lo veo poco probable —ladeé la cabeza y suspiré—.
Ella se quedó en silencio al escuchar mis palabras, simplemente desvió la mirada hacia otro lugar y se quedó pensando. Luego de unos segundos, volvió a emitir palabras:
Raquel: Laura —murmuró, mirándome fijamente. Yo gruñí, haciéndole entender que le estaba prestando mi máxima atención—. ¿Y si le hablas a João? —propuso, con un poco de curiosidad—.
Al escuchar sus palabras, mis cuerdas vocales dejaron escapar una gran carcajada, como si lo que ella acababa de sugerirme era demasiado gracioso.
Laura: Claro que no, eso jamás —negué, con una sonrisa—. Prefiero pedirle a Irene, a pedirle dinero a él —solté con sarcasmo—.
Raquel: Laura, por favor —se puso seria—. João y tú se conocen desde hace años, además, él te ayudó hace poco, así que tal vez si le dices lo de tus abuelos, él pued--... —la interrumpí—.
Laura: No —me negué rotundamente, cruzándome de brazos—. Prefiero prostituirme que pedirl--... —esta vez fue ella quien me interrumpió—.
Raquel: ¡Laura coño! —exclamó molesta, haciéndome sobresaltar—. ¡Deja el orgullo de mierda a un lado por una vez en tu vida, y acepta que João sí te podría ayudar! ¡No se trata de tí, se trata de tus abuelos ahora! —alzó la voz, y luego suspiró—. Él sí te puede ayudar —murmuró, tratando de no exaltarse—.
Me quedé en absoluto silencio, mientras mantenía mi cabeza gacha. Me sentía como una niña malcriada siendo regañada por su madre.
Laura: Hablaré con él, si Irene no accede a prestarme el dinero —susurré cabizbaja. Raquel suspiró, y acto seguido me abrazó—.
。 João:
Llegué a casa, luego de nuestra victoria sobre el Gent. Había sido un partido un poco complicado, pero aún así pusimos salir ganadores.
Tras mi salida de Barcelona, mi siguiente destino fue Londres, donde fuí muy bien recibido por segunda vez. Mi estadía en el club me estaba sentando de maravilla, ya que el mister me daba la oportunidad de jugar muchos minutos en cada partido, y la relación con mis compañeros cada día era mejor.
En conclusión, me sentía a gusto, y estaba siendo feliz en Londres.
Dejé mis cosas sobre la mesita de noche, y procedí a quitarme la ropa para después darme un baño. Había llegado a casa a la 1:00 AM, ya que nuestro partido había sido a altas horas de la noche, pero eso no me molestaba en absoluto.
Terminé de ducharme, y luego de ponerme unos pantalones cortos, me acosté en la cama, con la disposición de dormir tranquilamente. Me acurruqué entre las sábanas, y me puse lo más cómodo posible para poder quedarme dormido, pero el sonido de una notificación en mi móvil, me hizo abrir los ojos. Dudé grandemente entre revisar o no de qué se trataba, pero al final opté por revisar, ya que podría ser algo importante.
Tomé mi móvil e inmediatamente la pantalla de éste se encendió, permitiéndome ver la notificación.
@lauraferreira: Hola João...
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Orgullo [João Félix]
RomansLa falta de madurez y el orgullo acabaron por tirar a la basura todo el amor que sentían uno por el otro. Esa noche, pasaron de amarse a simplemente olvidarse en cuestiones de segundos. Laura amaba más que a nada a ese jóven futbolista con el que...