。 João:
Todo el miedo que sentía, desapareció apenas la ví. Noté cómo su rostro reflejó un poco de alivio al verme, por lo que no dudé en levantarme de la silla y esperarla con los brazos abiertos. Una parte de mí me decía que ella me iba a dar el mejor abrazo de mi vida, y así fue.
João: Llegaste —susurré con alivio, mientras disfrutaba aún más de aquel abrazo—.
Laura: Gracias por estar aquí —susurró con la voz entrecortada, al mismo tiempo que me abrazaba con más fuerza—.
La tomé de la nuca y la acerqué más a mí, para luego darme un beso en la cabeza, como respuesta a su comentario. Ya me parecía demasiado repetitivo decirle que no me agradeciera.
Cerré los ojos y seguí disfrutando del momento, hasta que ella se alejó levemente de mí, y sorpresivamente, unió nuestras frentes, logrando así que mi mente se transportara a todas esas veces que ella hacía ese mismo gesto, luego de habernos abrazado o besado. Esa pequeña acción ya era algo característico de ella conmigo.
Laura: Dime qué te han dicho algo de él, porfa —suplicó entre sollozos, mientras apretaba suavemente mis hombros, y seguíamos con las frentes unidas—.
João: No —negué en un diminuto susurro. Ella negó con la cabeza, mientras irónicamente sonreía, para luego dar por terminado nuestro contacto físico, al alejarse unos cuantos pasos de mí, y comenzar a cambiar sin rumbo fijo con sus brazos cruzados—. He visto a algunas enfermeras y les he preguntado, pero ninguna sabe acerca de él —informé, y apreté los labios al ver cómo ella se llevaba una mano a la boca para tratar de disimular el llanto. Odiaba verla así, simplemente no lo podía soportar—. Seguro ya nos darán noticias —quise ser optimista—. Solo seamos más pacientes, por favor —murmuré, y me acerqué a ella, para luego tomarla de los hombros—.
Laura: Mi vida es una puta mierda João —dijo, y rompió en llanto. Me quedé mudo ante sus palabras, y simplemente la volví a pegar contra mi pecho, rodeándola por completo con mis brazos, mientras le daba besitos en la cabeza—.
João: Jamás digas eso —verla así, hizo que la voz se me quebrara un poco, y mis ojos comenzaran a arder—. Solo son obstáculos de la vida, nada más. Todo estará bien —susurré—.
12:00 PMEl estómago comenzó a dolerme luego de darme cuenta que la hora de almorzar había llegado. Pero me era imposible moverme de aquí, sabiendo que Laura quedaría sola.
Los minutos pasaban, y lo único que sabíamos de Francisco era que estaba estable. Ana, la enfermera encargada, fue la que nos compartió la información, luego que Laura prácticamente la obligara a hacerlo.
Ella estaba muy inquieta. No podía estar más de 5 minutos sentada, y la intranquilidad que sentía era demasiado evidente. Caminaba de un lado a otro, se tocaba el cabello constantemente, e innumerables veces la ví limpiándose las mejillas con discreción.
Intenté calmarla muchas veces, en algunas lo conseguí, pero en otra simplemente fracacé. Ella estaba demasiado afectada por todo ésto, sabía que estaba así por la situación de su abuelo pero, sentía que había algo más. Sentía que algo más había pasado, porque ni siquiera luego de saber que su abuelo estaba estable, dejó de estar intranquilidad y con cierto temor.
João: ¿Cómo está la señora Armida? —pregunté, mientras me levantaba de la silla y me acercaba a ella, luego de que se quitara el móvil de la oreja—.
Laura: Sophia ha logrado tenerla calmada, solo le dijo que mi abuelo se sentía un poco mal. Le mintió, pero es lo mejor —suspiró, he hizo una mueca, tratando de sonreír—.
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Orgullo [João Félix]
RomansaLa falta de madurez y el orgullo acabaron por tirar a la basura todo el amor que sentían uno por el otro. Esa noche, pasaron de amarse a simplemente olvidarse en cuestiones de segundos. Laura amaba más que a nada a ese jóven futbolista con el que...