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Nunca le gustó llorar cuando su hermano mayor lo regañaba. Fourth se decía a sí mismo que First lo amaba mucho y que por ello, en ocasiones, era muy severo, pero ¿por qué Fourth sentía que su hermano quería alejarlo cada vez más? ¿Por qué no podía ser como los demás Alfas hermanos y celarlo de todo el mundo? ¿Por qué seguía empujándolo a los brazos de Gemini con tanta necesidad? Fourth se lo dijo muchas veces: no quería a ese Alfa a su lado, no más.

Tenía tanto miedo de lo que Gemini podía hacer con su corazón que le costaba una infinidad aceptarlo. Sabía que su Omega lo quería y su pequeño Fotfit(su lobo) se emocionaba al punto de hacerlo feliz, con tan solo verlo, pero Fourth no lo quería así.

Y mientras se encontraba llorando bajo sus sábanas, callándose para que su papá Alfa no lo escuchara, sintió un lado de su cama hundirse y el aroma a petricor inundar su nariz, calmando su llanto y el dolor que su corazón sentía al verse desplazado por su propio hermano mayor. Bajó las sábanas de su cara con las cejas fruncidas y se encontró con el Alfa idiota que tanto odiaba.

No quería verlo, en serio que no, pero Fotfit sí, y eso lo volvía tan inseguro y bipolar que hasta él mismo se caía mal.

—Tu hermano te ama, eso es obvio —dijo el Alfa acariciando el suave cabello de Fourth con la yema de sus dedos—, y se preocupa por ti, demasiado, pero no necesita hacerlo conmigo, me conoce desde los 10 y sabe que yo jamás te haría nada. 

—Pero eres un Alfa como él. First debería odiar que estés cerca de mí solo por eso, pero no, ¡ese tonto Alfa solo busca dejarme contigo todo el tiempo! —chilló cubriéndose de nuevo hasta la cabeza. 

Gemini vio esa acción como algo tierno y sintió a su lobo emocionarse tanto que le arrancó las sábanas a Fourth y se subió en él como si fuese un gato. Fourth entró en pánico al tener a Gemini encima, con las piernas del mayor a los lados de sus caderas mientras se restregaba en su pecho, llenándolo de sus feromonas como siempre hacía.

El Omega pudo sentirse tan amado y encantado que Fourth se ignoró por unos minutos y acarició el cabello del Alfa. Esa paz y calma eran hermosas y quería vivirlas siempre, pero sabía que apenas volviera a la escuela, Gemini seguiría siendo un imbécil con él y los demás.

—Eres un Omega muy lindo y tu aroma me encanta —dijo el Alfa sonriendo, dejando que sus orejas se vieran por primera vez en muchos años—. Mi Alfa ama lo bien que hueles.

—Hmm —dijo entretenido el Omega—. ¿Por qué te estás portando así hoy? —preguntó después de un largo silencio.

Gemini levantó la cabeza para mirarlo. Fourth tenía hermosos ojos azules brillantes, mejillas grandes que se tornaban rojas con frecuencia y su flequillo castaño claro pegado a su frente. No era estúpido, tal vez un poco imbécil, pero sabía apreciar la belleza que Fourth tenía, y vamos, no es como que no sintiera nada por el menor, porque realmente estaba más que muerto de amor por él, pero ¿Cómo decirle?

—Quiero mimos —respondió el Alfa volviendo a su posición anterior, pero esta vez estirando sus largas piernas y haciendo que Fourth abriera las suyas con poco—. Dame mimos, Omega.

Todo el interior de Fourth se removió con fuerza al escuchar aquella seductora voz del Alfa, y haciéndole caso, comenzó a darle suaves caricias.


El Alfa que odio, ¿es mi Alfa? | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora