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El cumpleaños de Khao había sido el 15, un día después del suyo, pero a diferencia de él, los padres Norawit sí hicieron una enorme fiesta en su casa. La cosa era que, Khao tenía mucha familia en Australia y todos ellos lo amaban por ser tierno, pequeño y hermoso. Palabras de su hermano mayor, First.  

Fourth ya le había dado un regalo de cumpleaños, pero qué importaba si podría usar eso de excusa para salir a la plaza y distraerse después de una dura semana en la Preparatoria. Le pidió a First que lo acompañara, y el mayor aceptó porque él tampoco tenía nada que darle a su lindo Omega. Así que, después de avisar que saldrían, ambos se encontraban en el auto del más grande con rumbo a la plaza favorita de Fourth. No estaba de más decir que también era la favorita de First. 

Cuando llegaron, First obligó a Fourth a quedarse a su lado todo el tiempo, ya que el menor tenía la mala costumbre de desaparecer de la nada y aparecer en otro lugar en menos de tres minutos, y eso fastidiaba realmente al hermano mayor. Una vez aceptada la petición, Fourth se colocó la pulsera que lo uniría a First por el resto de la tarde. 

Ambos miraron en diferentes lugares sin encontrar nada bueno para Khao, y no porque fuera difícil, sino porque todo parecía perfecto para el Omega. Y Fourth empezaba a creer que el mejor regalo que podía darle era su hermano. Con un moño en la cabeza. Y se rió. La idea no sonaba para nada mal; de hecho, era la mejor idea que tuvo en todo el día. 

—Ya sé qué le daré a Khao —dijo de pronto mientras First miraba algunas camisas que le parecían del estilo de Khao. 

—¿Qué le darás? —preguntó el mayor sin mirarle realmente. 

—A ti con un moño —respondió, y el Alfa se giró a mirarlo. Fourth no evitó la carcajada que brotó desde su garganta al ver a su hermano fruncir las cejas.

First, por su lado, solo podía sentirse fastidiado por la idea. Y es que Fourth era tan gracioso. 

—¿Por qué mejor no buscas algo normal para él? —preguntó el mayor tomando varias camisas en sus manos—. Date prisa, que tengo hambre. 

—No tengo ni la más mínima idea de qué darle —hizo un puchero mientras miraba los juegos de mesa y algunos peluches en el mueble de la tienda—. ¿Crees que le guste este peluche de lobo gris? —preguntó levantando el peluche. 

—Es lindo. Me gusta —respondió—. Vamos ya, tengo hambre.

Fourth elevó los hombros y siguió a su hermano para pagar por sus cosas. Había decidido comprar el peluche, una camisa y además un regalo especial que pagó a escondidas de su hermano. Claramente él no tenía por qué ver aquel regalo. 

Subieron a la segunda planta de la plaza para comer antes de volver a casa y prepararse para la fiesta. Se sentaron no muy lejos de las escaleras con sus comidas: Fourth con un americano y un emparedado, y First con un poco de fideos y pollo frito. 

—¿Cuándo le pedirás ser novios? —preguntó el menor bebiendo su americano más que feliz. 

—No lo sé —respondió el mayor—. Yo... no sé si Tungie me quiere como yo a él. 

Hizo una mueca de lado, algo dolido.

—¡¿Estás bromeando?! —gritó el Omega, asustándolo. Porque ¡Dios! Khao se la pasaba pegado a él todo el tiempo. Lo abrazaba y dejaba su aroma, marcando al mayor como suyo. Khao no era discreto, ni siquiera se ocultaba en ello. Fourth estaba más que seguro que su amigo estaba enamorado de su hermano desde la primera vez que se vieron.

No tenía pruebas, pero tampoco dudas.

—No, y no grites —respondió sin dejar de comer.

—First, ese Omega está todo tonto por ti. ¿Es que acaso eres ciego? ¿O idiota? —preguntó mirándolo fijamente.

—¿Cómo mierda voy a saber eso? Cada vez que estamos juntos, él recalca la palabra "amigos" en mi cara —respondió.

—Nada de "amigos" —dijo enojado—. ¡Ve y dile que lo amas y que quieres hacerle cachorros hasta tener una manada! —exigió.

Y First por poco muere ahogado por su propia comida. Fourth lo señaló con el dedo antes de levantarse con sus cosas en las manos y caminar hacia el estacionamiento, ignorando el llamado de su hermano para ponerse la pulsera y no alejarse. 

Es que estaba más que enojado. Estaba furioso y quería asesinarlo él mismo por pensar de esa absurda forma. 

El Alfa que odio, ¿es mi Alfa? | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora