—Ya deja de ignorarme, Fourth. —pidió el Alfa por quinta vez en la misma media hora. Fourth no lo había dejado hablar, ni siquiera besarlo y desde luego que tocarlo lo tenía bastante difícil ahora. —Lo hice por nuestro bien, Fourth.
—Una mierda, Gemini. —dijo el Omega bajo las sábanas.
—¿No podemos esperar a que seamos mayores y yo tenga mi trabajo estable? ¿Acaso quieres que vivamos en casa de mis padres? Fotfot, yo te quiero, con el alma, pero no quiero arruinar tu vida. Un cachorro, a tu edad, no está bien, ni es correcto, eres un cachorro también...
—¡No soy un cachorro! —dijo bajando las sábanas de su cara para mirarlo terriblemente mal. —¡Tengo 17 años y perfectamente bien puedo cuidarme solo!
—¿En serio quieres un cachorro a esta edad, Fourth? —preguntó el Alfa y el Omega negó bajo su mirada. —Los tendremos, todos los que quieras, Fotfot. Haremos nuestra propia manada si lo deseas, pero después. Por ahora puedo hacer otra cosa. —sugirió.
—¿Qué cosa? —preguntó el Omega mirándolo curioso. Gemini le quitó las sábanas del cuerpo y se subió en él sonriendo. Le robó un beso en los labios y luego fue descendiendo por su cuello y clavículas, bajo por su pecho desnudo y al llegar al borde de los bóxer que él mismo le prestó. Utilizó sus hábiles manos para bajarlos lentamente hasta dejarlo desnudo completamente. —Ya veo qué cosa. —dijo.
Gemini nunca había hecho algo parecido en su vida, se podría decir que era inexperto en ello, pero le encantaba la idea de probar con su Omega, le enloquecía saber que podía arruinar al menor con unos cuantos movimientos de su boca deslizándose por su cuerpo, pero sin duda, lo que más le estaba comiendo el alma era escuchar cómo su cachorro se quejaba dulcemente ante la sensación que barría su cuerpo. Le gustó saber que Fourth estaba encantado con sus acciones, le encantó todavía más que tratara de callarse mientras se mordía los labios y con sus deditos tiraba del cabello ajeno sin llegar a hacerle daño.
Quizás estaba haciendo mal al hacer eso mientras el Omega estaba entrando en su celo, pero no podía ni quería detenerse, mucho menos quería dejarlo con las ganas de algo más allá que simples besos y caricias para calmar el calor en su ser, no, el Alfa también necesitaba ayudarle. Darle el placer necesario para contener aquello que le quemaba al menor con tanta desesperación.
Se sintió genial cuando un gemido gritado brotó desde la garganta del Omega, pero se sintió aún más genial cuando la esencia del Omega tocó su lengua y después se deslizó por la comisura de sus labios hasta su barbilla. Tragó todo y se subió en él para besarlo mientras seguía tocándolo, pero sin hacerle daño. Y sabía que debía detenerse o terminaría metiéndose dónde no debe.
Y es que su lobo estaba enloqueciendo de una forma intensa, arrasadora y fascinante que le era casi imposible parar, de no ser por su celular sonando con una llamada entrante, probablemente ya estaría en problemas con toda la familia Nattawat por haberle robado la virtud al hijo menor de estos.
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El Alfa que odio, ¿es mi Alfa? | Geminifourth
Fiksi PenggemarNattawat Fourth es un tierno y adorable Omega de grandes mejillas, piel canela y estatura bajita, tiene la fama de ser el Omega perfecto para cualquier Alfa en la tierra, incluso aquel chico con el que vive peleando todo el tiempo. Norawit Gemini es...