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Crisis.

Fourth estaba entrando en crisis al ver cómo los Norawit entraban en su casa, siendo Gemini el último de ellos junto a su padre, Norawit Off. Cuando su padre dijo que hablaría con él, no pensó que fuese en serio porque, vamos, ¿Qué había hecho mal ahora además de pasar el primer día de su celo con el Alfa?

Su madre siempre le dijo que sus celos debían ser especiales y con la persona correcta que se ganara su corazón. Bueno, Gemini había sido el indicado desde la primera vez que lo vio. Nunca ha existido nadie más además de él, y aquel pequeño romance de no más de dos meses le hizo ver que en realidad solo lo quería a él en su vida.

Ojalá su papá Ander entendiera eso ahora, mientras comían en el gran comedor de la casa, siendo acompañados por los Norawit, que de alguna forma se sentían felices, sobre todo Khao, que no había parado de sonreír mientras miraba a First. 

—Y, ¿Cómo va el negocio en Los Ángeles, Off? —preguntó Ander mientras tomaba la copa de vino entre sus dedos y sorbía el líquido lentamente mirando al otro Alfa. 

—Va excelente, hemos crecido más de lo que pensamos, pero eso es bueno. Mientras más empresas nos conozcan, mejor para nosotros. ¿Ustedes qué tal van en Australia?

—Magnífico, por cierto. —respondió el mayor después de beber de su copa—. Pero no los invité a venir para hablar de ello, en realidad es sobre nuestros hijos. 

Fourth dejó caer el tenedor sobre su plato, atrayendo la atención de las dos familias que de cierta forma sonreían. Y es que estaba temblando de pies a cabeza mientras su aroma lo dejaba en evidencia ante su Alfa, que quiso levantarse y abrazarlo para calmarlo. Pudo mirar cómo los perfectos ojos de Gemini lo veían directamente, tratando de hacerle ver que estaba ahí para defenderlo si algo iba mal. 

Aún así, y sabiendo que su Alfa podría matar a cualquiera con tal de protegerlo, su Omega solo podía temblar y rogar por la cálida protección del mayor que tanto ama. 

—¿Todo bien contigo? —le preguntó First mientras apretaba suavemente su mano sobre la mesa. 

—¿Es verdaderamente necesario hacer esto? —preguntó mirando a su padre mientras su Omega chillaba asustado y su Alfa continuaba con su debate interno—. Yo ya les dije que no pasara nada.

—Igual necesito que el cortejo se lleve a cabo antes de que tengas cachorros y quieras vivir con él. 

Los Norawit miraron a su hijo mayor, pero este lo estaba ignorando por mirar a su Omega detenidamente. 

—¡Solo tengo 17 años! —respondió levantándose—. ¡¿Realmente creen que arruinaría mi vida de esa forma?! ¡No soy estúpido! 

—¡No me levantes la voz, jovencito! —pidió su padre, y aquello fue lo que detonó la paciencia del Alfa de Fourth. 

Gemini se levantó de su silla y, después de acercarse al Omega, lo puso detrás de él. Quizás eso solo era para proteger a su lindo cachetón, pero para los demás se vio como una clara prueba de pelea y eso no le agradó al señor Ander.

...

El Alfa que odio, ¿es mi Alfa? | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora