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El 14 de septiembre había llegado. El día especial de Fourth estaba comenzando con un hermoso pastel azul con velas de colores y un peluche en brazos del Alfa que más lo desespera. Apenas abrió sus ojitos, miró a su familia y amigos que lo observaban con enormes sonrisas en sus labios mientras esperaban a que el lindo Omega despertara por completo.

Fourth notó la mirada de Gemini. Los ojos oscuros del Alfa se encontraban fuertemente dilatados y parecía comerlo con ellos. La línea en sus labios adornaba hermosamente sus facciones, y se vio a sí mismo encantado de esa reacción. Gemini era muy guapo, pero con ese enorme peluche en sus brazos parecía lindo y un poco tierno, además de que traía una pijama azul claro y unas pantuflas de garras de color verde. Su cabello estaba tan desordenado como perfecto, y su aroma a café amargo llegaba a la nariz del Omega para hacerlo más feliz.

Fourth nunca lo aceptaría de viva voz, nunca. Ni estando consciente diría lo mucho que Gemini le gusta, solo sus pensamientos estaban a salvo junto a los de su Omega.

—Buenos días, Forthie —saludó su mamá mientras le acercaba el pastel para que soplara la vela—. Pide un deseo y sopla con fuerza.

Fourth juntó sus manos mientras cerraba sus ojos, pensando en qué era eso que quería. No lo pensó mucho tiempo porque él sabía perfectamente bien que su deseo estaba relacionado con el Alfa de ojos oscuros que tanto odiaba y amaba, casi en partes iguales.

Que Gemini me ame. Por favor.

Fue su pensamiento y entonces sopló con fuerza para luego sonreír. Khao aplaudió para luego darle un abrazo al igual que toda su familia. Gemini estaba detrás, esperando a que todos terminaran con esa demostración afectiva a su Omega. Sí, estaba gruñendo internamente, pero podía con ello.

¿Verdad?

—Gemini te tiene un regalo, Forthie —dijo de pronto Khao mientras jalaba la muñeca de su hermano con algo de fuerza. Gemini lo miró mal, pero apenas encontró la sonrojada cara de Fourth, dejó de tener importancia aquel agresivo gesto.

—Toma, no es la gran cosa, pero te gustará. Puedes dormir con él, para eso es.

El Alfa le entregó el peluche y luego salió casi corriendo de la habitación sin girarse a mirarlo una vez más, y Fourth solo pudo sonreír como tonto al verlo.

—Pasó tres meses buscándolo en línea porque no lo encontraba en ese color, así que cuídalo, Nattawat Fourth —dijo su hermano mientras lo despeinaba.

—Está bien, prometo que lo cuidaré como si fuera mi cachorro, lo prometo.

Después de eso, dejaron que Fourth se arreglara y el lindo Omega solo pudo pensar en que quería verse más hermoso que de costumbre. Así que buscó la ropa perfecta, se bañó, secó su cabello castaño y creó pequeñas y finas ondas en él, maquilló sus ojos y labios, y cuando se encontró listo y sumamente perfecto, abandonó su habitación. Esperaba con muchas ansias que Gemini lo mirara y se sorprendiera, que los ojos del Alfa que odia brillaran de enojo al verlo tan deslumbrante.

Y quizás lo consiguió.

El Alfa que odio, ¿es mi Alfa? | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora