decisiones

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Antonio, David, Enrique y Nicolás, se sentían muy confundidos. Las cosas que pasaron durante estos tres años desaparecidos los golpearon de manera sorpresiva. Era como si viajaran del pasado a un futuro donde el mundo seguía idéntico, pero sus vidas, sus familias, su mundo personal se vieron destruidos para casi todos. Pasando días en la casa de Nicolás decidieron despejar sus mentes antes de caer en colapso, tomaron un aliento y durmieron un poco a pesar de que casi todos eran seres poderosos, ya su cuerpo exigió dormir, Nicolás tenía una enorme y hermosa casa que estaba descuidada por su abandono, después de dos días al fin tomaron el valor para volver a la vida.

Antonio, al llegar a su casa, encontró a su madre, únicamente a su madre. El padre de Antonio era bombero y hace dos años murió en un incidente laboral como un héroe. Nicolás, viendo por las redes sociales de su prometida, vio que ella estaba casada con otro hombre y tenía una niña de un año. Nicolás, con el corazón destrozado, intentaba comprender con su inteligencia lo sucedido, pero el cerebro no controla el dolor del corazón. Sin entender por qué su amada lo abandonó, colocó su anillo de compromiso en una caja y lo guardo para nunca olvidar a la mujer que andaba.
Enrique llegó a su hogar un pequeña vivienda. Él vivía solo desde hace muchos años, pero en ese momento no quería estar solo. Se sentía confundido, si su libertad era su abandono. David, llegando a su casa, estaba sumamente emocionado al saber que vería a su familia. Llegando a la puerta, la golpea varias veces. “Vamos, abran rápido” era lo que en su mente pasaba. Los minutos se hicieron eternos y al fin abrieron la puerta, pero su sonrisa se volvió un ceño confuso al ver que en su casa vivía otra familia.

—¿En qué te podemos ayudar? —preguntó una mujer mayor abriendo la puerta.

—Disculpe, pensé que mi… Disculpe, ¿aquí no viven los Morales?

—¿Morales? No, ellos se fueron del país hace un año y nos vendieron la casa.

—Disculpe, pero ¿no sabe para dónde se fueron?

—Lo siento, hijo, no lo sé. No hablamos directamente, compramos esta casa por medio de una empresa de bienes raíces.

—Perdone la molestia, pero gracias por la información

David retoma el camino, confundido, sin saber qué hacer ni dónde dirigirse. Camina varias calles y, sentándose en un banco, comienza a pensar. Repentinamente, siente que alguien se sienta a su lado.

—¿Y esa cara larga? —preguntó la persona sentada junto a él.

David levanta la cabeza y ve a Carolina junto a él, impactado por la belleza de esta chica con alegría en sus ojos.

—Hola, Caro, no es mi mejor día.

—Vamos, cuéntame qué te sucede.

—Pues mi familia no está en el país, ahora no sé qué hacer.

—Sabes, siempre me sentiré culpable por eso.

—Y yo siempre te diré que no es tu culpa.

—Gracias por eso.

—La verdad, no sé cómo fuiste capaz de soportar todo ese infierno.

—Siempre he pensado que el camino en el que estamos, aunque sea duro, siempre nos lleva a nuestro destino.

—Entonces el camino me ha llevado hasta ti, porque eres lo más hermoso que encontré.

—Creo que te desviaste del tema —dijo Carolina, sumamente sonrojada.

—Para nada, te encontré y, aunque las piedras me hagan caer, me aferraré a ti para estar de pie, claro, si no te molesta.

—Yo estaré para ti siempre.

Carolina comenzó a sentirse diferente con David; su corazón se acelera mucho más de lo normal. El fluido eléctrico del lugar comienza a fallar. David se siente atraído por Carolina desde hace mucho, pero ahora verla nuevamente hizo que esa atracción se transformara y se fortaleciera.

—¿Me permites darte algo?

—Está bien —dijo Carolina, mirando hacia el suelo. Sentía mariposas en su estómago.

David se acerca a la cara de ella, colocando sus labios en la mejilla de Carolina. Carolina se sonroja mucho más. Mirando a David, ve sus labios quemados.

—Eso valió la pena —dijo David mientras sus labios sanaban.

—¿Qué harás ahora? —preguntó Carolina, cambiando el tema.

—No lo sé, la verdad no lo sé.

—¿Recuerdas la promesa que le hicimos a Joel?

—Sí, nunca la olvidaré.

—Entonces haz eso.

—Tienes razón, hablaré con Nicolás para quedarme con él y volveré a ser policía.

—Ese es mi chico.

David, al oír esa frase, se sonroja y los nervios lo dominan. Intentando evadir el tema, le pregunta a Carolina:

—¿Tú qué haces por acá?

—¡Cierto! —dijo Carolina exaltada—. Tengo que llevar la compra de mi padre, me distraje.

Carolina se levanta rápidamente para irse. David la ve fijamente y le dice:

—Nos vemos luego.

Carolina da dos pasos y, frenando su caminar, regresa hacia David. Le da un beso en la mejilla, quemando un poco su piel.

—Nunca nos quedemos con nada, ¿vale? Siempre demos lo que recibamos el uno del otro.

David quedó impactado mientras su mejilla sanaba, mirándola fijamente.

—Vale, pero siempre hagamos todo juntos.

—Es un trato —dijo Carolina mientras se iba.

David se levanta y comienza a dirigirse hacia la casa de Nicolás, pensando qué camino tomará en su vida.

David se levanta y comienza a dirigirse hacia la casa de Nicolás, pensando qué camino tomará en su vida

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