reacción

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Carolina, vestida como Tesla, manejaba a medianoche una motocicleta diseñada por Nicolás, que consumía la energía que ella generaba como combustible. Iba a gran velocidad por las calles.

-¿Hacia dónde voy, jefe? -preguntó Carolina a Nicolás con buen sentido del humor.

-No soy tu jefe, pero ve hacia la calle treinta y dos. Allí encontrarás un accidente; un auto chocó contra un camión de gasolina y está a punto de incendiarse.

Tesla se dirigió hacia el accidente, donde las llamas ya estaban consumiendo el auto. Sin pensarlo dos veces, se lanzó a sacar a las personas, una por una. Hubo un par de heridos, pero al alejarse, Carolina sintió una enorme explosión que lanzó un auto hacia ella. Con un grito de auxilio, David escuchó a través de su comunicador en la máscara. Corrió, quitándose el regulador de velocidad, alcanzando mil doscientos cuarenta kilómetros por hora. Llegó al lugar en cuestión de segundos, tomó a Carolina y la llevó a un edificio cercano. Ella quedó estupefacta al ver a David con la ropa destruida.

-¿Qué pasó?

-Te salvé -dijo David sin aliento.

-¿Estás bien?

-Alcanzar la velocidad del sonido me deja exhausto.

-Gracias, de verdad, gracias.

-Te dije que podrías contar conmigo.

-Sí, la verdad es que puedo contar contigo.

Carolina se quitó la máscara y comenzó a besar a David. Él colocó su mano en su espalda baja. Mientras se besaban, ella acariciaba su rostro y él la levantó. Ella abrió las piernas y él la sostuvo de los glúteos. Un beso bajo la luna encendió la llama de la pasión entre ellos. Carolina bajó el cierre de su traje.

-¿Qué haces? -preguntó él.

-Tomo lo mío -respondió, mientras besaba el cuello de David. Él le quitó la chaqueta mientras ella acariciaba su cuerpo desnudo. Entre besos, la ropa fue quedando a un lado. Él se subió sobre ella, y completamente desnudos, unieron sus cuerpos en todos los sentidos. Ya no eran dos, ahora eran uno. Cada toque que David le hacía a Carolina significaba más que todas las riquezas del país. Mientras más se unían, hubo una falla eléctrica; el cuerpo de Carolina rompía la piel de David. Aunque su piel sanaba, el dolor era intenso, pero a él no le importaba porque estaba con la chica que amaba. Incluso si hacer el amor con ella dolía. Esa fue la primera vez que se conocieron tan profundamente. Un grito de placer de Carolina provocó que se cortara la electricidad en seis cuadras. Pero eso no importaba, la noche era de ellos y la luna iluminaba su amor. En Carolina se borró el horrible recuerdo de otro hombre, porque ahora solo recordaba cómo su amado le había hecho el amor.

-¿Feliz? -preguntó ella.

-Desde que estoy contigo, soy feliz.

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