kevin

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En un pequeño pueblo, al borde de un oscuro bosque, se erguía un orfanato desgastado por el tiempo. Allí vivía un chico llamado Kevin, cuyos ojos reflejaban una tristeza profunda y una soledad aplastante. Desde que tenía memoria, había sido despreciado por los demás niños, quienes se reían de su apariencia y de su torpeza. No conocía el amor de una familia; sus únicos compañeros eran la miseria y el dolor.

Los días en el orfanato transcurrían lentos y sombríos. Kevin pasaba la mayor parte del tiempo en silencio, apartado de los demás. Aunque intentaba ayudar en las tareas, sus esfuerzos eran ignorados y a menudo ridiculizados. La directora del orfanato, una mujer austera y fría, solía gritarle cuando cometía un error, reforzando su creencia de que no era más que una carga.

Una tarde, mientras se encontraba solo en su habitación, Kevin sintió una extraña energía recorrer su cuerpo. Sin saber por qué, se concentró en una pequeña pelota de papel que había hecho. Para su asombro, la pelota comenzó a levitar, flotando a su alrededor sin que él la tocara. En ese momento, se dio cuenta de que poseía un don: podía mover objetos con la mente.

Inicialmente, Kevin vio esto como una oportunidad para cambiar su vida. Pensó en usar sus habilidades para ayudar a los otros huérfanos y ganar su respeto. Sin embargo, cuando comenzó a practicar en secreto, los resultados fueron aterradores. La primera vez que un objeto se desvió de su curso, los niños que lo habían estado hostigando se asustaron. Sus gritos resonaron en los pasillos, llamando la atención de la directora.

Al descubrir lo que Kevin había hecho, la directora no mostró compasión. En su lugar, lo enfrentó con furia, llamándolo un "demonio" y advirtiendo a los otros niños que se mantuvieran alejados de él. Desde ese momento, Kevin se convirtió en un paria absoluto. En lugar de admiración, su habilidad se volvió objeto de miedo. Los otros huérfanos comenzaron a susurrar rumores; decían que estaba maldito y que traería desgracias al orfanato.

Aislado y atormentado, Kevin se encerró en sí mismo, alimentando su dolor y su rabia. La sensación de ser un demonio se apoderó de su mente, y aunque intentó controlar sus poderes, estos empezaron a manifestarse sin que él lo deseara. Objetos volaban por el aire, ventanas se rompían y, en una ocasión, una lámpara cayó, hiriendo a uno de los niños. Este incidente fue el colmo para los demás, quienes exigieron que Kevin fuera expulsado del orfanato.

Sin un lugar a dónde ir, Kevin se encontró deambulando por el bosque cercano. Era un refugio solitario, pero le ofrecía paz y la oportunidad de practicar sus habilidades sin el miedo a ser juzgado. Con el tiempo, uso sus habilidades para sobrevivir a un cruel y frío mundo, mientras comía migajas de pan que obtenía de los basureros de la ciudad compartía sus alimentos con perros callejeros y todo animal que encontrase se dio cuenta de que no era un demonio, sino un niño que había sido malinterpretado.
Sin embargo, la vida en el orfanato no se detuvo por su ausencia. Los rumores sobre el "demonio" seguían creciendo, y el orfanato se convirtió en un lugar de desolación. Cuando una serie de incidentes extraños comenzaron a ocurrir, la directora decidió que Kevin debía ser encontrado y enfrentado, convencida de que era el responsable de todos los males que acechaban el lugar.

La directora que su nombre era Amanda lo buscaba por todas partes con fuerte paso y fervor por conseguirlo no con buenas intenciones, solo quería que pagara por los daños recibidos hacia el orfanato, escuchando rumores buscando entre los indigentes a ver si podía conseguir al chico que ella mismo arrojo a la calle sin piedad alguna, hasta que escucho rumores sobre un chico del bosque que nadie sabía como sobrevivía en la fria y espesa maleza, convencida de que era Kevin, amanda se adentro hacia la zona donde mas reportes de este chico habían, entre basura de empaques de golosina y refrescos al fin lo encontró rodeado de perros que el alimentaba.
-Ke...ke...Kevin - dijo Amanda con la voz entre cortada.
-Que quiere- respondió Kevin frío, distante pero aún manteniendo un tono respetuoso.
- Quiero que vuelvas con nosotros.
- Usted fue la que me sacó, a pesar de ser un infierno era mi hogar y usted me lo quito.- respondió Kevin tajante.
Amanda nerviosa y cuidando cada una de sus palabras, pues sabía que si Kevin se enojaba los perros la podría atacar.
- Lo sé y fue un error, por eso estoy aquí para estar contigo porque...
Tragando fuerte y con mucho sinismo dijo la peor mentira que le podría decir a un niño sin amor.
-para mi - dijo Amanda descaradamente - para mí tu eres como un hijo, si se que fui dura contigo pero es que quería que fueras fuerte.
Kevin impactado y sin palabras solo corrió y abrazo a Amanda está quien alzó su brazo para no tocar a Kevin no soportaba el asco que le causaba que este niño sucio la abrazara, pero tuvo que aguantar su repulsión y acariciar su cabeza.
- Vamos a casa- dijo Amanda
tomando camino hacia el orfanato Amanda se volvió fría nuevamente y mostrando su desinterés hacia Kevin quien solo estaba feliz de sentirse en familia pero todo cambio al llegar al orfanato, una camioneta lujosa estaba estacionada delante y en la fachada del orfanato.
-Este es el mocoso.- dijo Amanda de manera repulsiva.
-¿Que ?- cuestionó Kevin.
- silencio niño, que el te va a adoptar.
Un hombre mayor obeso, con traje de terio pelo, su cabeza mostraba una clara alopecia, su mano cargaba varios anillos de oro con un lujoso reloj, uno de sus dientes era de oro y mirándolo sonriente le dijo:
- Hola niño, me llamo August Vidal pero tú dime señor Vidal, solo quiero saber si es verdad que puedes mover cosas sin tocarlas.

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